Buceo - Buenos Aires
Tripulación en esta etapa:
Bitácora:
Buceo - Buenos Aires
21/08/2023
La etapa 2, Buceo - Buenos Aires, comenzó el 21/08/2023 a las 08:00 y finalizó el 22/08/2023 a las 08:00, con una duración total de 1 día y 0 hora
Christian Alberro
Volviendo a Buenos Aires
Christian Alberro
25/08/2023
El amanecer del lunes se mostró algo nublado y la costumbre innecesariamente me hizo madrugar, aburrido en mí cucheta, en silencio me levanté, fui a la butaca de la mesa de navegación y me puse a leer el libro de bitácora en el que descubrí la historia del CAOBA, los detalles de sus muchas singladuras y las observaciones de su capitán.
Poco a poco la tripulación fue asomando de sus camarotes: tres más vinieron de la proa, Sigfrido desde su camarote de capitán y Laura desde “el tomógrafo”… nombre que por sus peculiares características recibió este camarote que está ubicado en simetría con la cocina pero sobre la banda de estribor.
Mientras Sigfrido decidió descansar un rato más el resto de los tripulantes rápidamente nos fuimos a las instalaciones del YCU para no “sobrecargar” al baño de a bordo, cuando volvíamos por el muelle el marinero nos advirtió que había una “bajante extraordinaria” y nos recomendó salir cuanto antes. La urgencia se apoderó de mí y emprendí un trote para despertar y darle la nueva al capitán… era salir ahora o quedarnos sin saber bien hasta cuando… ah, y también al abordar sentí que el CAOBA me seguía mirando de reojo.
La tripulación rápidamente se distribuyó en sus “estaciones de batalla” y con la asistencia de la lancha de marinería enfilamos a la salida, Sigfrido desde el timón (con poca simpatía tal vez por estar calzando solo un par de medias en sus pies) nos dio las indicaciones precisas para completar exitosamente la maniobra y nos puso en aguas más profundas. La distensión dio lugar a la reorganización y el desayuno apareció en la cubierta mientras Franco me exponía en tono jocoso su visión de lo sucedido: ¿Viste de cómo nos sacaron y nos fuimos rápidamente y sin chistar de la amarra de cortesía?... para mí que le dijeron al marinero que necesitaban ese lugar y él dijo “Despreocúpense, sé que decirles para resolverlo…” … obviamente que este comentario era solo una chanza y cabe decir que nos quedamos con las ganas de agradecerles más a todos quienes nos asistieron durante nuestras breve y grata estadía en el YCU.
Mientras la extensa costa de Montevideo se alejaba por la popa y se cruzaba por nuestra aleta, el Rio de La Plata nos recibió con agua y viento calmos, lo que hizo propicio el despliegue de la mayor y para colaborar en esa maniobra se me posicionó en el molinete ubicado en el palo… el que requería técnica y fuerza desconocidas para mí… (en el Burbu la técnica es “guitarrear la driza” y acá es posicionamiento y fuerza)… ¡Vamos que te falta subirla un poco más, todavía!... me alentaba Sigfrido.
La ronda de mate y café acompañó a las explicaciones náuticas del capitán, que poco a poco pasaron a ser más escrutadoras de nuestros conocimientos: timoneles, patrones y pilotos caímos en faltas que en las próximas experiencias corregiremos… ¿Alguien pensó que pasar el examen de Sigfrido era cosa fácil?
La nubosidad en aumento dificultó la continuidad de la navegación astronómica y nos dio lugar para la omnipresente navegación ”gastronómica” (en la que soy experto) por la que discurrieron estrellas conocidas tal como la tarta J&Q, junto a una estrella supernova y recién bautizada “ensalada CAOBA” conformada por garbanzos, tomates, huevo duro, perejil y aceite de oliva… y digo que fue una “supernova” pues a poco de brillar ya no quedaron ni restos en los cuencos donde estuvo servida.
Aprovechamos la tarde para intentar nuevos contactos vía radio de HF y entre los tantos sorprendí a un futuro radioaficionado (OP1120 Jorge) que estaba haciendo su práctica operativa en el Radioclub QRM Belgrano (institución amiga del SACFA con la que dictamos cursos a los futuros operadores de las bases antárticas) y también logramos establecer comunicación con LU9DRW, Rolando - nuestro jefe de la Reserva de FAA y del SACFA- a quien le pasamos nuestra posición y nos adelantó un reporte meteorológico con tormentas fuertes en el Rio de La Plata.
Aunque el viento aún era suave la situación meteorológica continúo desmejorando y en el horizonte que nos precedía se veían varias tormentas con actividad eléctrica y lluvias importantes, entonces por prudencia bajamos la mayor pues sería riesgoso hacer esa maniobra con lluvia, viento y rayos.
La decisión fue acertada pues en poco tiempo nos vimos inmersos en chubascos y rodeados de truenos y relámpagos y – por orden del capitán – apagamos durante un tiempo todos los equipos electrónicos no imprescindibles del barco y los equipos personales portátiles, además de mantenernos dentro de la chubasquera, que debido a que su estructura metálica hacía las veces de protección contra descargas atmosféricas.
La tormenta avanzó y aumentaron las rachas de viento, y entre esas tantas entendí porque al generador eólico del CAOBA lo llamaban “el Spitfire”, pues cuando su hélice se aceleraba merced a alguna ráfaga ésta hacía un sonido similar a esos aviones cuando pasaban en vuelo rasante… en un momento me transportó a la película Dunkerke durante las escenas del cruce del canal de la mancha con la cobertura aérea de la RAF.
El estar inmersos en la oscuridad -iluminados por los rayos y relámpagos- trajo varios relatos de situaciones de primeros auxilios, accidentes y rescates en escenarios diversos, siendo la más risueña aquella en la que se contó que alguna vez un par de tripulantes fueron izados por un helicóptero de prefectura desde un velero a punto de hundirse, y luego que se disipó la situación de stress se percataron que ambos rescatados estaban totalmente alcoholizados. Tras su recuperación en el hospital fueron interrogados acerca del motivo de esa fenomenal borrachera a lo que respondieron que ante la irreversible y mortal situación prefirieron tomarse todas las bebidas de a bordo para evitar la percepción clara del momento de su muerte... conclusión: sugerimos que la inversión en bebidas espirituosas para la bodega de su barco sea posterior a la adquisición de una buena balsa salvavidas.
Pero la actividad eléctrica silenciosamente nos había cobrado una víctima, nuestro admirado e implacable piloto (automático) Raimundo Marino estaba desorientado y no se mantenía en el rumbo programado, luego de varios intentos infructuosos de reanimación Sigfrido optó por relevarlo y designó a Laura en el timón. El capitán dejó al CAOBA navegando con motor a marcha lenta para facilitar su gobierno y se fue a descansar pues con esta novedad seguro que vislumbraba que necesitaría estar bien despierto para lo que podría avecinarse.
La noche ya estaba con nosotros y la luz roja del compás de la timonera nos convocaba como si estuviéramos alrededor de las brasas de un fogón, así también operó la cocina que siempre nos mantuvo más que bien alimentados, preparando las bebidas y comidas calientes que eran tan necesarias para pelearle al frio reinante desde la mismísima timonera… la camaradería estaba presente y ningún vigía cenaría solo.
Cambiamos las guardias y mi tiempo de descanso lo sentí corto, formidable y en el momento oportuno pues me tocó reemplazar en el timón a Franco que aún seguía acompañado por Claudia, pues Laura ya había marchado y había cambiado “el tomógrafo” por la mayor comodidad del sillón de popa en la dinette.
Para aumentar nuestra seguridad durante la noche navegamos a pocos nudos pues así ante la visualización de un obstáculo contábamos con más tiempo para planear y realizar la maniobra más adecuada, pero debido a que nuestro rumbo definido ya nos acercaba a un área en donde debíamos “enhebrar” varias boyas, barcos hundidos y bancos de poca profundidad, con el retorno de Sigfrido se nos autorizó el reencendido de las múltiples ayudas electrónicas para la navegación con las que cuenta el CAOBA, aunque nuestro piloto Raimundo no volvió en sí.
El cansancio doblegó a Franco y me hice cargo del timón, desde allí y al través se veían luces en la costa bonaerense pero desconocía cual referencia geográfica me podían brindar; toda nuestra concentración estaba fijada a proa con el objetivo de descubrir las luces de las boyas que estaban señalizadas en la carta digital. Tras cada confirmación visual reafirmábamos nuestro rumbo hacia el puerto de Buenos Aires, cuya iluminación vislumbré al frente, aún tenue pero en creciente brillantez.
A poco se inició una nueva tormenta eléctrica, esta vez los rayos se veían más cerca y el intervalo con su trueno era menor… las ráfagas de viento indicaron que ingresábamos y sentí la responsabilidad del desafío que era cabalgar al CAOBA en esa situación; pero el capitán ni amagó a liberarme del comando del timón, dedicó su tiempo a estudiar la carta en su tablet y luego me indicó: “Rumbo compás 280”… y le repetí la orden como lo hacían aquellos marinos en las viejas películas de “Sábados de Superacción”. Mientras Sigfrido fue bajo cubierta para apagar todos los equipos electrónicos desde el tablero de la mesa de navegación, Claudia fijó la vista al frente y yo busqué mi mejor referencia visual a proa para ubicarla mentalmente con respecto al palo, pues más allá de aquel todo era oscuridad y el casco blanco solo resplandecía con los relámpagos y los rayos… ¡Que eran muchos!.
¿Alguien quiere tomar un whisky?... nos preguntó Sigfrido desde el interior apoyado en el marco de la puerta de cubierta… y nos reímos; no se si por la insólita propuesta o si por la clara referencia las situaciones del relato que se hizo durante la tarde… aún creo haber visto al capitán con un vaso en sus manos aunque por lo oscuro de la situación nunca aseguraría que no contenía su agua filtrada…
De repente mi referencia visual comenzó a desvanecerse… ¿Por qué?... ¿Qué pasa?... ¡Claro!... adelante estaba lloviendo y la cortina de agua me tapaba las luces de la costa… rápidamente el horizonte y el agua quedaron en negra continuidad y solo visualizaba esa frontera cuando destellaban los relámpagos o en la línea en donde los rayos terminaban su caída, instantes en los cuales las tres sombras que éramos dentro de la timonera nos veíamos en colores ya que la luz roja del compás que iluminaba la rosa de los vientos no se atrevía a escapar de su domo.
Ante la falta de referencias en tierra navegué con los ojos clavados en el compás para mantener el rumbo indicado, cuando el viento aumentó llegamos a tener ráfagas de 35 nudos que se oían claramente cuando se cortaban en los obenques; además en un par de ocasiones se apagó la luz que iluminaba el compás y timoneé totalmente a ciegas… ¿algo más? … tal vez sí… Claudia me dijo que a veces vio a una cuarta sombra entre nosotros… yo solo puedo aportar que mi traje de agua exterior era de mi amigo Lito, quien tal vez nos estaba sacando los obstáculos que el río nos ponía por delante.
Sé que Sigfrido aceleró el motor porque en un momento que no puedo determinar cuál fue, sentí que de timonear un velero pasé a comandar un misil Exocet que iba cortando el aire y rozando el agua. Cuando el viento y las olas me desviaban tenía que corregir el rumbo con mucha delicadeza, pues el CAOBA sabe obedecer muy bien -por lo tanto no corrige- y por cada exceso en el timón aprendí que tenía que devolverlo al rumbo con tranquilidad hasta el momento en que lo sentía “volar recto y nivelado”. Eso es algo que no olvidaré… y el CAOBA lo sabe.
Al viento se le sumó la lluvia y el capitán aumentó el paño de proa… “Lo vas a poder llevar mejor” me dijo… y mientras le indicó a Claudia que maneje la escota de babor él hacía lo propio con la de estribor, cuando encendí la luz de cubierta la yankee se iluminó como un gran fantasma que se hinchaba más y más hasta que el trimado la cazó con lo justo y necesario para mantener mejor el rumbo… Sigfrido tenía razón; pero ese desafío no fue del agrado de los dioses y entonces ellos a la lluvia le agregaron granizo… el sonido del impacto de las piedras de hielo combinado con el viento, el motor, los truenos y las dos aguas, componían el “gran finale” de una perfecta noche de sinfonía náutica orquestada en el estuario del Rio de La Plata.
La tormenta fue quedando atrás, reapareció mi referencia visual y pude levantar mi vista del compás. Entonces el capitán se puso al timón y me explicó un par de técnicas que al verlas parecían sencillas pero no fue así cuando las puse en práctica … me consoló diciendo: “quédate tranquilo, lo vas a lograr con años/c.lo de timonear”
El cielo comenzó a clarear y todo parecía más fácil y gobernable, Claudia -incansable- retomó la actividad de la cocina iniciando una ronda de bebidas calientes. De a poco el resto de la tripulación fue emergiendo de sus literas e intercambiamos las sensaciones vividas en cada lugar del barco tras lo cual a las 6AM y a pedido del capitán lo desperté a Franco y aproveché su relevo para dormir por una hora, no sin antes hacerle un resumido relato de mi experiencia; “ ah, si… escuché cuando caía el granizo”, me dijo…
Mi despertador sonó y escuché las órdenes típicas de la entrada a un puerto… ¿Cómo… ya llegamos?... me vestí rápido y la encontré a Claudia aún despierta… ¡que ya llevaba más de 24 horas sin dormir!. En nuestra proa la ciudad de Buenos Aires se nos presentaba imponente por lo que me apresuré para colaborar en alguna tarea que restaba finalizar y casi sin darme cuenta nuevamente estábamos amarrados en el YCA.
Desde ese momento todo fue alegría y abrazos, felicitaciones mutuas y el gran reconocimiento para nuestro capitán Sigfrido Nielsen por habernos dado la oportunidad de viajar a bordo de su querido CAOBA… un gran barco que encontró a una gran persona.
…y el CAOBA me seguía mirando de reojo, pero cuando lo saludé creí sentir que a mis espaldas me hizo un giño…
Liliana Peñafort
Qué es navegar en el Caoba?? Visto desde mis ojos en un sueño..
Singladura Buceo - Buenos Aires 2023
Liliana Peñafort
25/08/2023
...Viene de “Qué es navegar en el Caoba?? Visto desde mis ojos en un sueño.. Singladura Buenos Aires - Buceo 2023”
Nos despertamos muy temprano, es como que a veces la vida te avisa cosas aunque no te des cuenta. Fuimos al baño del club, se acerca el marinero… Avisen al capitán que el agua está bajando mucho, si no salen en 20 minutos se quedan!!! No es mala idea pienso.. luego recuerdo que la vida real me espera.. esto también es la vida real! Y entre pensamientos me apuro.
Rápido.. preparemos todo.. que profundidad hay?? Salimossss.. Vieron que tuvimos un presagio anoche con la hora de zarpada..jajajajjajaj.. otra vez para entendidos.
Rumbo 215, viento norte, casi sin viento en realidad.
El sol por aleta, nostalgia del puerto que dejamos, allí se quedan momentos, risas, aprendizajes… nahh.. no se quedan allí, te las llevas con vos, porque nunca sos el mismo cuando volves. Ahora felices por el objetivo cumplido de haber llegado a Montevideo, emprendemos la vuelta a casa.
Sacamos funda de la mayor, que los trapos hagan su magia! Un rayo de sol cálido a nuestras espaldas.. ahora sí, todas las tareas marineras realizadas, a desayunar entre risas, reviviendo lo vivido.
Hoy si vamos a hacer la meridiana nos proponemos.. aprovechemos a hacer los cálculos.. todo listo! Siiii… que lindo intentar poner todo en práctica.. sacamos el sextante.. agarramos esa caja lustrada con tanta delicadeza y cuidado, como si fuese material peligroso a punto de estallar. Con ese máximo cuidado abrimos la caja.. nos brillan los ojos, por no decir que se nos caìa la baba..que instrumento tan bello!! Lo agarramos con tanto cuidado.. nos vamos habituando, hasta que nos sentimos expertos (bueno, eso creemos)
Vamos tomando alturas para practicar el método… se nubla.. nooooooo… mi corazón va rogando que se despeje, como si con la fuerza del corazón tratara de hacer que asome el sol. Tomamos la altura al sol!!! Solo que faltan 10 minutos….
17:00hs.. sentada en el copick Laurita haciendo gasas. El capitàn analiza viento, posible tormenta, velas, derrota. Los chicos embebidos en sus comunicaciones. Los radioaficionados son muyyyy fanáticos!!jajaj. Clau entretenida preparando sus delicias. Y yo observando todo.. siento el viento que nos impulsa, el rio sereno, con su color tan familiar, veo el horizonte gris..Se respira ese aire de rio.. cordialidad, armonía. Cada uno en su mundo pero en un perfecto engranaje. Sonaba Vicentico.. yo cantado bajito.. Yo te amo…. Engranaje de mundos entrelazados en el Caoba.. corazones de niños sintiendo un recreo en la vida y palpitando felicidad, dejando lo mejor de cada uno, compartiendo, respetando. Cada tanto miro los instrumentos, baja el viento, 8 nudos..
Disfrute absoluto, lo maravilloso de la navegación. Cuando hace dos noches entre vòmito y vómito me preguntaba por que era que me gustaba navegar… este momento me pone en mis narices la clara respuesta… nena!! Esto es lo que amas!! Gracias querido Caoba, tu espíritu fuerte, salvaje y seguro es mágico.
Capitán generoso que no dudò un segundo en ir enseñando con paciencia las faenas marineras, y nosotros, ávidos de aprender.
Hoy puedo decir que era la calma que antecede la tormenta…literal.
Se siente el viento más fuerte, comienza a disminuir la presión, de 1008 a 1002. Me pareció ver un rayo en proa digo. Nos quedamos un rato mirando.. bueno, tal vez me confundì..
Arriamos mayor, preparamos el barco para lo que se venìa…
18:00hs.. el piloto automático no responde bien.. que raro.. Cuidado que estamos cerca del barco hundido!!!! Tormenta eléctrica!! Apagamos instrumentos… Ese tripulante que está sacando fotos apoyado en el palo!! Entraaa!!!!! grita el capitán, cuidando siempre a todos..
Pasamos la tormenta.. relajamos un poco.
Otra vez tormenta, vemos rayos al agua.. parece una película de ciencia ficción.. igual estoy tranquila, este barco es muy seguro pienso… Olas, mucho viento. La tormenta nos sacude.. 35 nudos. Entre todos llevando el barco bajo el mando del capitán. Logramos pasarla airosos.. y con esa adrenalina que aun nos recorría el cuerpo alguien dice a modo de triunfo: Señores!!!! Alguien quiere un whisky??!! Un segundo de silencios… y risas por doquier…
Relajamos..
Me voy a dormir dos horas, queda la guardia. Me despierto en un vaivén.. voces fuertes.. mi instinto me dice.. traje de agua y afuera. Otra vez tormenta, esta vez con granizo me cuentan mis compañeros.. Rachas de 35, viento 28. Timón manual.
Y así transcurre la noche… momento fuerte, sumamos experiencias. Nuestras almas comparten sensaciones que te unen en una amistad particular.. Pienso en lo bravo de lo vivido. Me inunda un pensamiento, cuando le contè a mi viejo que navegaba. Creo que no me tomaba en serio lo que le decía.. hasta unos días antes de partir, cuando en profunda escucha me dijo.. como es eso que navegas? Es peligroso eso? No PAPÀ! Nunca puede pasar nada.. mentirita piadosa para que te fueras tranquilo… si hoy me vieses y sé que lo haces, con humildad digo que estarías orgulloso de mì.. se me cae una làgrima..
Arribamos a puerto. Entramos en el YCA a las 7:05hs.. que cansados!!! Al fin no sopla ni hay rayos que nos sobresalten a cada rato. Respiramos paz. Todo pasó.
Ahora a ordenar el barco mientras no paramos de reírnos… que despeinada estoy..jajajj.. tonterías que toman otra dimensión en el contexto de semejante aventura.
Queríamos aprender y practicar.. bueno, ahí tienen nos dijo el universo.. calma, mucho viento, tormenta eléctrica, granizo, analizar derrotas y mareas, trámites, delicias a bordo, música de fondo, el HF… anécdotas, historias personales… Cuanto más ricos volvimos..ufffff… me llevo el alma llena. Estoy feliz de estar en casa, pero quiero más…
Pasaràn los días y el BARCO HUNDIDO solo será el barco hundido.. pero nada borra la impronta que queda en el inconsciente, que ya es parte de vos. Ya no sos el mismo, si navegas con el alma..
La primera y la última palabra que me surge es GRACIAS!!! Gracias por sumar experiencias a mi vida que no me olvido más, por enseñarnos, por cuidarnos y por confiar..
Continuarà…
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