Bitácoras: las voces a bordo
Christian Alberro
Buenos Aires – Montevideo – Buenos Aires (precuela)
Christian Alberro
25/08/2023
… la propuesta llegó como una racha en un calmón (…aunque debemos admitir que ya estábamos prevenidos… )
“¿Quieren acompañarnos en un cruce a Montevideo?”…. a lo que respondimos “¡ SSSIIIIII ! “… antes que la onda de sonido de la última “o” se termine de propagar entre el aire que se nos interponía.
El compromiso quedaba asumido y junto a Claudia tendríamos que ponernos a la altura del CAOBA, que es un velero pura sangre.. y de acero; e impone respeto ya solo con sus dimensiones y líneas.
Nuestra experiencia náutica tuvo su pináculo a bordo del “Burbuja 3” de nuestro amigo Miguel, quien nos recibió en la vida náutica con los brazos abiertos y nos enseñó todo y más de lo que pudimos retener con el transcurrir de nuestras vidas terrestres.
Planificación, pruebas y preparativos
Faltaba casi un mes para la fecha de partida y nuestro actual Capitán: Sigfrido Nielsen; comenzaba a organizar la tripulación… nuevas personas a conocer, fecha estimada de la singladura, clima, documentación, funciones para cada tripulante, pruebas, montaje de accesorios, mucho por hacer y revisar para este nuevo destino del CAOBA… y ante tanto despliegue me siento con la necesidad de colaborar en lo que pueda y le pregunto:
“Sigfrido: ¿necesitas que colaboremos en alguno de los preparativos para la singladura?”
A lo que me responde con (su ahora más que conocida) humildad si podría encargarme del reemplazo del matafuegos de a bordo… “Por supuesto” respondí… y pensé que eso era algo realmente necesario y una tarea muy sencilla de llevar a cabo… ¡pero no lo fue! … lo que empezó siendo un simple envase rojo casi terminó teniendo que cumplir especificaciones similares a un elemento de la NASA…y así aprendí mucho de los vericuetos de este rubro.
Ya quedan dos semanas para la fecha de partida y la planificación indicaba que nada bloquearía el curso del CAOBA; las reparaciones programadas para el puente giratorio de la calle Cecilia Grierson motivaron su traslado a una amarra de cortesía en el…. ¡ Yacht Club Argentino ! … movimiento para el cual Sigfrido invitó a toda la tripulación para aprovechar la oportunidad y que nos conociéramos.
A la hora precisa entramos con Claudia al Yacht Club Puerto Madero y desde las marinas ya se veía actividad en la cubierta, llegar al puerto temprano y en una mañana fría nos trajo los imborrables recuerdos de los tiempos de regatas en el “Burbu” y a mí mente vino una de las tantas enseñanzas de Miguel… por lo que cuando estuve al lado del velero exclamé con total soltura y entusiasmo: “¡ Permiso para Abordar !”… el que fue autorizado a viva voz y con un dejo de risa, como cuando a uno le gusta responder a algo que estaba esperando escuchar.
Mientras me muevo por la marina ayudando en las maniobras siento que el CAOBA me mira como de reojo
Abordamos entre los dragones y luego de las presentaciones de rigor con los nuevos y viejos tripulantes -futuros compañeros de travesía- zarpamos y al cruzar el paso liberado por el puente giratorio nos encontramos con... ¡ LA MARINA “IMPERIAL” JAPONESA ! … sabíamos que el CAOBA estaba para grandes desafíos pero preferimos evadir este bloqueo e intercambiar amistosos saludos con esos aguerridos marinos y darles una oportunidad para que disfruten de nuestra ciudad… no sin antes haber evaluado que ellos también contaban con cañones y misiles…. “Buenos vientos, valiente muchachada”
Pensamos que ese día daríamos una vuelta por la dársena y luego iríamos directo a la amarra del YCA, pero el Capitán nos sorprendió y puso rumbo… ¡directo al Rio de La Plata!... y así nos vimos navegando por aguas casi desconocidas para nosotros), excepto por algunos cruces o regatas que hicimos hace varios años atrás, pues “nuestro” rio estaba más por la zona de San Isidro y San Fernando.
El viento en la cara nos trajo añoranzas de un francobordo más bajo, de adrizar “colgado” de los candeleros y de pies mojados cambiando genoas, en esos recuerdos teníamos menos años, pero hoy tenemos el mismo entusiasmo y el CAOBA parece que nos demuestra que puede llevarnos sin pedirnos tanto… ¿o será solo por hoy?
El tipo de vela de proa era algo que habíamos visto de lejos y comprendido “en teoría”… se llama “Yankee” y trabaja con un enrollador, nos explicaron la maniobra y Claudia sorprendió al cazar y girar el molinete de con gran destreza… ¡todavía puedo escuchar la cadencia contínua del sonido del crique cuando lo giraba con la manija!
El trimado quedó en manos de los tripulantes más expertos… y por mi parte observé, tratando de aprender lo nuevo y mientras tanto me esforcé por recordar todo lo que debo saber pero que no ejercité con la frecuencia necesaria que exige la navegación deportiva.
La tarde avanza y pasando la toma de Bernal es hora de poner contrarrumbo, maniobras mediante la ciudad de Buenos Aires apareció a proa y el piloto automático comenzó a cumplir su rol -muy bien por cierto- para dar tiempo al relato de anécdotas de otras travesías y experiencias de vida que nos enriquecieron y ayudaron a olvidar el frio del viento que se sentía en la timonera debido a la ausencia del cerramiento completo de la cabina, un accesorio muy valorado por el capitán y que nosotros aún no sabíamos apreciar porque en nuestra “escuela” de navegación no teníamos algo similar para protegernos.
En el rio al mediodía “pica el bagre”, y entonces Claudia se lució una vez más… nos presentó una tarta de jamón y queso (J&Q) que tenía amasado prolijamente en la pascualina el nombre “CAOBA” … gesto que el capitán apreció con una gran sonrisa (…y hasta creo que uno de los dragones también sonrío…) mas luego todos pasamos al abordaje de la tartera para saborear esa oportuna comida.
El ingreso a la dársena nos puso en situación y a las órdenes del capitán todos pasamos a ocupar nuestro rol para las maniobras de amarre; que para mí fue una experiencia aparte pues las dimensiones y desplazamiento del COABA no coincidían con los parámetros que tenía memorizados para las maniobras con el Burbu… así que mi esfuerzo físico fue casi inútil y quedó superado por la técnica aplicada por los tripulantes expertos. Solo quedaba la última acción conjunta de la tripulación: la infaltable selfie de recuerdo de esa salida.
Desembarcamos en el exclusivo e histórico YCA, (al que conocíamos “desde afuera”) … y cuando escribo “desembarcamos” quiero aludir al hecho que tras recibir la venia del capitán para que mientras él completaba unos trámites nosotros fuéramos a conocer el histórico edificio… pareció que nos sentimos imbuidos en el espíritu de algún un grupo comando de asalto anfibio y “tomamos” las instalaciones sin dejar lugar del edificio por recorrer y fotografiar… siendo detenidos por un triste candado que (por salvaguardar renombre de nuestro capitán) no descerrajamos para franquear el acceso al faro.
Ya casi satisfechos con nuestra faena fotográfica fuimos “reagrupados” por Sigfrido y conducidos hacia la salida mientas exhibíamos nuestra sonrisa por la satisfacción de una misión cumplida… ¿o recién iniciada?
Entramos en la semana previa y viramos la boya hacia la fecha programada con algunos tripulantes que se sumaron y otros que se bajaron… aunque finalmente sería el clima el que definiría si es que todos nos quedamos en tierra. Las acciones se aceleraron y Claudia se puso al hombro la tarea de alimentarnos a sabiendas que solo conmigo ya sería un gran desafío… aunque es algo a lo que ya está habituada.
Es domingo de elecciones y Sigfrido apuró su sufragio para ir a montar el recién llegado cerramiento de la cabina “hecho a medida”… … y a medida que lo fue montando detectó que no se amoldaba adecuadamente a la estructura. Mientras tanto Claudia preparó una “degustación” de las comidas que planificó para la singladura pero a la hora que llegamos al YCA ya no quedaba más cerramiento que montar… una vez más Sigfrido pudo hacerlo solo.
El almuerzo en la dinette transcurrió entre elogios a la chef y develación de sus secretos, sugerencias y listas, cantidad de tripulantes y previsión de alimentos, menúes y situaciones en los que se implementarían. Luego hicimos la recorrida por los distintos almacenes, heladeras y despensas del barco (algunos de los cuales también tiene rigurosas especificaciones houstonianas) en la que los acompañé pues tenía ansias de conocerlos para poder prestar la colaboración que fuera necesaria. ¡Y el matafuegos calzó perfecto! (Houston: we don´t have a problem! )
Por mi parte le presenté mis predicciones de propagación y las posibilidades de enlace que tendríamos con los radioaficionados amigos y camaradas del SACFA, (Servicio Auxiliar de Comunicaciones de la Fuerza Aérea) que estarían en atenta escucha de la estación de radio de HF del CAOBA, en la cual junto a mi amigo y camarada Franco estuvimos operando y evaluando durante salidas previas para ponerla en las mejores condiciones con los medios que disponibles para la travesía a Montevideo y con la colaboración de nuestro amigo Alberto, LU2BN.
El pronóstico del tiempo aún no brindaba un panorama claro y Sigfrido propuso alternativas pero la tripulación estaba convencida que nada podría desviar su objetivo de obtener el ansiado rol “en redondo”: Buenos Aires – Montevideo – Buenos Aires. La pulseada estaba dada entre las ganas de la tripulación y la evolución del clima rigurosamente escrutado por Sigfrido y Vicente, su meteorólogo de cabecera. Y el martes 15 de agosto llegó el veredicto resumido en un escueto mensaje: “¡ Señores partimos ! Pronóstico OK Reunión a las 21hs”
Solo restaban definir algunos detalles y a la noche nos encontramos chateando mientras esperábamos la llamada de nuestro Capitán. Con Sigfrido en línea se decidió el día y horario de partida y de llegada, un tripulante bajó y otra tripulante dudó, pero sus ganas de navegar pudieron más y al día siguiente confirmó.
Ya un día menos y el capitán nos dio una sorpresa: ¡reactivó la Página Web “RumbosdelCaoba” con todos los detalles de la singladura!, y para la cual teníamos que enviar una foto de cada uno en actitud nauta…. ¿yo tendría alguna que cumpla ese requisito… y que sea actual?
Llegó el día viernes y todos estábamos con los últimos preparativos, la cocina de Claudia marchaba “a todo vapor” preparando las insuperables “empanaditas regateras” y las clásicas tartas de J&Q; y mientras tanto también acondicionaba el resto de los alimentos y elementos de limpieza necesarios… por lo que nuevamente caí en mi propia trampa y le consulté: “Claudia: ¿necesitas que te ayude en algo?” ……
… y luego que terminé de armar e imprimir “casi una resma” de roles que contemplaban todas las combinaciones posibles (ida y vuelta, solo ida, solo vuelta, en blanco, … ¡y todos por 8 copias!...) ya era sábado y las 03 AM pude irme a dormir envuelto en los aromas de la cocina en donde seguían operando todas las calderas. Y doy fe que Claudia estuvo hasta las 05 AM pues cuando me desperté ella se recostó para dormir un rato.
Christian Alberro
Y se inició la Singladura Buenos Aires - Montevideo
Christian Alberro
25/08/2023
Volví de la panadería con la tarta de manzanas que ya casi forma parte de los elementos de navegación obligatorios y luego coordinamos para llevarla a Laura -quien se apretujó en el último hueco de mi auto- y emprendimos la marcha. El día era perfecto: sol, cielo limpio y brisa fresca. En el puerto y a la hora señalada la tripulación estaba completa y sin novedad: Sigfrido, Laura, Liliana, Claudia, Franco y yo – Christian - ; además de los padres de Franco que se quedaron hasta la partida. Terminada la estiba de los alimentos y los elementos personales nos dirigimos a realizar los trámites habituales y recibimos una cordial atención y buenos deseos del personal de migraciones y prefectura, sin dejar de mencionar que con admirable paciencia nos sellaron los ocho roles.
De vuelta en el muelle y nuevamente siento que el CAOBA me mira como de reojo… Todos a bordo, motor en marcha, cada uno en su posición, llegó la lancha de apoyo, nos tiró un cabo, soltamos amarras… ¡nos movemos!... salimos a dársena norte y dimos una vuelta para “estudiar” a un extraño velero amarrado en el paso bloqueado por el puente giratorio; se trataba del “NanuQ” con bandera de los Países Bajos.
Luego de someterlo a un riguroso relevamiento visual de su tecnología visible -paneles solares en los mástiles, antenas por doquier, generadores eólicos duplicados, enrolladores de vela en las botavaras- bocinazo de saludo mediante asomó en su cubierta Marion, una esbelta mujer con quien entablamos una conversación en inglés y nos comentó que se quedarán un par de meses en el país… ¡nos veremos a la vuelta!
También nos acercamos y saludamos al rompehielos Almirante Irizar, más conocido como “RHAI” entre los que le brindamos acompañamiento radial en su campaña antártica de este año, y luego maniobramos apresuradamente para buscar un fondo que nos deje una referencia del YCA con el que nos tomarnos la tradicional selfie de la tripulación del CAOBA.
Ya sin más pendientes pusimos proa al Rio de La Plata, el cielo estaba más nuboso y la brisa que se sentía entre los edificios de la ciudad de convirtió en un fuerte viento que ondeaba a nuestra bandera y que se hacía visible en los “corderitos” que se formaban en el agua… pero el CAOBA estaba en su medio, parecía que estas condiciones junto con la “yankee” hinchada lo ponían más a gusto con su genética pura sangre. Mi Buenos Aires querido cada vez más pequeño quedó en popa y cuando te vuelva a ver será en proa dentro de dos días… o cuando las condiciones lo dispongan.
Las primeras horas de navegación trajeron conversaciones relativas al trayecto que vamos a tomar, (y escribo “trayecto” porque no me gusta la palabra “derrota”) y la lectura en la tablet de los detalles cargados en una carta digital… ¿ ¡y acá como uso el talco !? … y ni hablar de clavarle el compás de puntas secas…
Así llegó la hora del primer almuerzo en navegación y… ¡emergió del horno una flotilla de empanaditas regateras!
Sinceramente el cerramiento “paga”, las ansias de tenerlo colocado para esta navegación no eran desmedidas… a mientras que el cielo se cubría y el sol perdía la batalla del calor me quedaba más claro que el cerramiento era una gran idea pues nos reparaba del viento y nos permitía observar el rio desde un ambiente más agradable, aunque nos obligaba a abrigarnos las veces que salíamos con los binoculares para confirmar la ubicación de alguna boya o para ver si algún buque tenía una orientación distinta de los que estaban fondeados, pues así sabríamos que muy probablemente ese buque estaba navegando a muy baja velocidad.
… y al explorar el horizonte también vi la proa y al agua trepando a la cubierta cuando la cortaba el acero del casco … y quería ir a ver eso de cerca, pero ésta cubierta no es como la que conozco pues en dos zancadas no llegaba al púlpito… acá había distancias que merecían más agilidad y respeto por lo que pospuse esa pequeña aventura hasta la proa para días más calmos y me recosté contra el palo de la mayor para disfrutar del “sube y baja - vaiven” náutico que nos regalaban las ondas del agua al compás del sonido del viento.
Bajo cubierta se oían otros sonidos, oídos atentos y gargantas vigorosas que a su vez generaban otras ondas pero que se propagaban por el aire. A los radioaficionados un equipo de radio “nos puede”… y también nos puede abstraer del entorno de una manera tal que solo la pueden entender quienes comparten el placer de la radioafición; el entusiasmo por contactar con estaciones amigas o con quien quiera o pueda escucharnos es un auténtico desafío técnico y de la voluntad por sacar palabras del mismísimo ruido eléctrico en el que podemos sumergimos con apnea infinita.
El primer QSO – es decir “contacto”, los radioaficionados hablamos así, disculpen… – lo hice nada más y nada menos que con el Faro San Ignacio activado por CW5X operador Raúl mientras que el segundo QSO lo logró Franco con el Faro Miramar activado por LS3D operador Hector, por lo que nada mejor que la estación de radio de un velero rioplatense haya sido apadrinada por estaciones de radio ubicadas en faros de países hermanos.
“ CQ CQ CQ… LU9CZX/móvil marítimo velero CAOBA…” …. “ LU1AVF/móvil marítimo velero CAOBA queda QAP ”
También escuchamos a nuestro amigo LU5DLE – Norberto (VGM -Veterano de Guerra de Malvinas- integrante de la Red de Observadores del Aire de la Fuerza Aérea) pero como no logramos contactar con él ni con nuestra red de estaciones amigas del SACFA, ante las preguntas del capitán Sigfrido comenzamos a justificar nuestra performance con los pretextos clásicos de la radioafición: que se fue la propagación… que el salto de frecuencia… que el rumbo no favorecía a la orientación de la antena… pero lo cierto es que ese día también hicimos escucha y modulamos (hablamos) con otras estaciones de Argentina, a cuyos operadores les enviaremos la futura tarjeta QSL del CAOBA.
Seguimos despreocupadamente navegando con el rumbo firme y preciso, mantenido gracias al piloto automático Raymarine (…¿puedo sospechar que el fabricante se llama Raimundo Marino?…) que inmutablemente nos llevó por todos los rumbos que le indicamos. Mientras recibíamos una oportuna merienda caliente febo fue relevado por la noche que se hizo presente sin demoras ni preavisos, pero antes -previsor- Sigfrido puso en marcha su estufa, que era otra maravilla impensable y nunca vista en nuestra “escuela” de navegación.
El viento favorable nos empujaba a varios nudos más que los necesarios para arribar a la hora programada y el CAOBA sabe sacarle provecho, por eso el capitán optó por achicar paño para navegar un poco más lentos y además aumentar el margen de seguridad para visualizar y ejecutar alguna maniobra necesaria. Así improvisamos los turnos de guardia y descanso -pues en esta época del año las noches eran largas- y la capitanía del CAOBA se alternó con Liliana, quien desde el principio registraba en su cuaderno de bitácora los datos trascendentes de la navegación.
El cansancio comenzó a hacer mella en algunos tripulantes y las olas que barrenábamos también hacían lo suyo de manera tal que los mareos empezaron a aparecer, en mi caso preferí saltear la cena en pos de una navegación sin sobresaltos pues en un momento que sentí fuerte el mareo me encerré en el baño para “repasar el menú del mediodía”… pero cuando vi que todo lo que estrechamente me rodeaba se movía conmigo de la misma manera, noté que se estabilizaba mi equilibrio por lo que gracias a esa pausa pude salir airoso del baño y retomar mi guardia con mi almuerzo en su lugar más adecuado.
La oscuridad de la cabina invitaba a la conversación en la que compartieron vivencias y conocimientos. Así el tiempo pasaba entre la vigía y los más variados temas. La rotación de funciones me puso nuevamente mirando el horizonte desde la protección del cerramiento y aproveché para abrigarme con la manta que nos dejó mi antecesora Claudia, pues seguro que pensó que combatir el frio era nuestra causa común en esa guardia.
Llegamos a Montevideo
Quedaban atrás las guirnaldas que se formaban con las balizas del parque eólico y lentamente el horizonte del Este empezó a clarear, las nubes más abiertas nos dieron esperanza de un día con calor tan necesario y la presencia de buques fondeados nos dieron la pista de la proximidad del puerto de Montevideo… y un poco más allá quedaba nuestro destino: el puerto de Buceo.
Habíamos llegado más rápido de lo que me esperaba y por la radio VHF se dio el aviso a Control Montevideo del cruce del canal, así que el ansiado desayuno tuvo que esperar hasta luego de amarrar en puerto. ¡Todos a cubierta que ingresamos a Buceo!... preparen los cabos… aten las defensas para que queden a 15 cm del agua…
La tripulación trabajó como un equipo y cada uno se ubicó en una posición, por costumbre (..y por mis ganas..) me fui a la proa y Franco oportunamente me ayudó pues -como ya lo había experimentado antes- todavía no dominaba las técnicas y fuerza necesarias para las maniobras que requiere el CAOBA.
El Yacht Club Uruguayo envió a su lancha con el marinero que nos dio la bienvenida y nos guió por el mejor recorrido hasta la marina asignada, tranquilizando a Sigfrido cuando la profundidad disminuía: “Dele motor que pasa bien, el fondo está flojo porque dragaron hace poco” … y con un cabo en proa nos acomodó en la marina de cortesía que nos tenían reservada. El CAOBA ya estaba arribado sin novedad en su primera singladura al puerto de Buceo.
Y ahora sí, con más ganas nos preparamos para desayunar aunque por ahora el hermoso sol uruguayo solo nos saludó desde su bandera flameando en el obenque acompañada por el sol de nuestra albiceleste.
La distención llevó al descanso y a una charla de que rondó entre la experiencia del cruce y la planificación de las actividades pendientes a cumplir durante nuestra corta estadía, que incluía los lugares obligatorios -Prefectura y Migraciones- además de otros sitios personales y uno propuesto por Franco: ver y fotografiar el ancla del Graf Spee, el acorazado de bolsillo alemán que trajo una gran batalla naval de la segunda guerra mundial al Rio de La Plata … ¡ lugar anotado, no se hable más !
Selfies mediante nos fuimos a la sede del YCU y en la oficina de prefectura nos atendieron dos prefectos que amablemente accedieron a nuestro pedido… luego de un riguroso control nos sellaron las varias copias de roles sin mediar objeciones, ¡ la mitad del objetivo estaba cumplido y regresamos festejando !
De vuelta en el CAOBA hicimos un poco de “orden interno” y reacomodamos los bolsos y los elementos personales que por cierto los habíamos dejado bastante desordenados, mientras tanto la cocina se ponía en marcha nuevamente y nos entregó unos sensacionales tallarines con tomates cherry confitados, ocasión que aprovechó el capitán para descorchar un champagne y proponer un brindis por el feliz arribo.
Luego de la sobremesa se adelantaron cocciones para la cena y tras un merecido descanso fuimos a recorrer el histórico Yacht Club Uruguayo, una institución centenaria con excelentes comodidades y en donde averiguamos las opciones para trasladarnos al puerto comercial de Montevideo para completar la “sencilla” gestión de migraciones.
Caminamos hasta la parada de la línea 165 y esperamos el que tenía el cartel de recorrido a “Ciudad Vieja”, por supuesto que cuando llegó el ómnibus confirmé con el chofer y le pedí que nos avise donde bajar. Mientras disfrutábamos de este improvisado cititour llegamos a destino y el conductor me explicó que para volver tendríamos que esperar en esa misma parada a un ómnibus de esa misma línea pero con el cartel del recorrido de regreso. Agradecidos nos encaminamos hasta el puerto y mientras veíamos que a quienes ingresaban en auto no los identificaban, por algún capricho burocrático nosotros fuimos gentilmente retenidos en el acceso peatonal, registrados y fotografiados para que nos imprimieran unos pases personalizados... pero luego de 20 minutos y con la mitad de los pases entregados primó la razón y la funcionaria realizó varios llamados telefónicos tras los cuales cortésmente nos indicó el camino para que nos encontremos con el responsable de la oficina de Migraciones.
Llegamos a lugar y consultamos con otros prefectos de seguridad que nos enviaron a hacer el checkin en Buquebus…¿¡!?... obviamente que en Buquebus nos indicaron que allí no era y comenzamos otra ronda de consultas hasta que alguien le mencionó a los prefectos el nombre del funcionario de migraciones y así por fin comprendieron nuestra necesidad. Llegó este señor y entre sorprendido y contrariado nos llevó hasta su oficina mientras nos exponía su punto de vista por el cual todos deberíamos volver para realizar el trámite de salida dos horas antes zarpar… es decir al día siguiente.
Liliana nos excusó diciendo que pensábamos partir a las 05AM y eso implicaba volver a las 03AM (…“eso” era una verdadera mentira piadosa…) y así con cierto recelo y arancel mediante el funcionario accedió a sellarnos la entrada y la salida en el mismo acto: por fin los roles ya tenían su “sello y firma únicos y válidos a nivel mundial” tal como él nos mencionó.
Agradecidos, nos despedimos y fuimos hacia la salida del puerto conversando sobre la anécdota… y menos mal que no estábamos navegando porque nos topamos con: ¡el telémetro del Graf Spee!, y sin querer cumplimos con otro de nuestros objetivos para la visita a Montevideo.
Pero la vuelta al puerto de Buceo nos tenía otra sorpresa… llegamos a la parada y vi llegar un ómnibus: reconozco su número de línea, su cartel y… ¡ a su chofer !... parabrisas mediante ambos nos sonreímos mientras se acercaba a la inconfundible muchedumbre náutica que nos formábamos en la estrecha vereda y al abrir la puerta me dijo… ¿Me estaban esperando? … a lo que respondí: ¡Por supuesto!... es que no recordaba como volver… ¡ y claro está que la anécdota merecía otra selfie de la tripulación, pero esta vez a bordo del ómnibus !
Arribados al puerto de Buceo completamos los trámites de salida en Prefectura, ya el cansancio y el hambre estaban complotando en nuestra contra y nada mejor para contrarrestarlos que una buena ducha en las instalaciones del YCU… y mientras las mujeres tomaron la delantera con unos cuantos bolsos y “lamentándose” por no tener sus ( ¡tres! ) secadores de pelo (en mi caso no extrañaba el secador, aunque si un poco a mi pelo…) con Franco fuimos varios minutos después y como era de esperar terminamos de bañarnos muchos minutos antes que ellas. Espera mediante decidimos volver al CAOBA cuando escuchamos que desde el vestuario de mujeres se oía el soplar furioso de las turbinas de secadores de pelo… por lo que ahí concluimos que la espera sería eterna y la noche ya estaba casi perdida…
DATO para las mujeres: el YCU tiene secadores de pelo de cortesía… es claro que las necesidades básicas de las nautas en tierra transcienden las fronteras.
La cena había quedado a fuego lento y el aroma del peceto con papas llegaba hasta la marina… aprovechamos el tiempo para conectar al CAOBA en una toma de energía de muelle y luego que hice varios intentos para “adaptar” forzosamente el enchufe de nuestro prolongador a la toma de energía del muelle, Franco me hizo notar que ambos conectores venían con los contactos diferentes a pesar de tener el mismo código de color, por lo que -justificándome por no tener puestos los anteojos y no si algo de vergüenza técnica- enrollé el cable, abordé y tomé nota mental para no repetir esa tontería. DATO: el código de colores de las tomas no trasciende las fronteras.
Ya con todas las mujeres a bordo la tripulación estaba completa y con la autorización del capitán servimos la cena que fue acompañada con un vino especialmente traído por Liliana y Franco de Mendoza. Es evidente que la cena estuvo tan rica que ninguno nos acordamos de tomar alguna foto para recordar ese momento de platos servidos y amigos reunidos disfrutando la cena en la gran mesa del CAOBA.
La charla, los planes y la compañía nos dejó satisfechos de todo lo bueno que se puede compartir junto a la gente que ama estas “aventuras” náuticas y uno a uno nos fuimos a ocupar nuestras cuchetas para recuperar las fuerzas que serían necesarias para la vuelta al puerto de Buenos Aires.
Liliana Peñafort
Qué es navegar en el Caoba?? Visto desde mis ojos en un sueño..
Singladura Buenos Aires - Buceo 2023
Liliana Peñafort
25/08/2023
Zarpamos un sábado de agosto a las 11.30hs del YCA Puerto Madero. Rumbo 90-100. Vel 7/10 nudos, Tº 15ºC, profundidad 11 metros. Sol radiante!! Vamos a poder tomar la altura al sol pensaba.. menos mal que iba a poder utilizar el kilo de apuntes que me llevè...jaja.
Palpitan los corazones.. 5 tripulantes más su capitán. Íbamos a salir ayer, pero no daba la meteo. Toda la semana intranquila, esperando que se modifique el pronóstico. Es que a veces uno prefiere confiar más en los sueños que en los modelos.. por suerte nos rodeamos de gente responsable que si confía en la ciencia.. Y así partimos!! A nuestro alrededor se ven varios barcos emblemáticos del puerto.. el querido Irizar. Sólo mirarlo es un espectáculo en si. Nos acercamos a un barco holandés, parecía un trasnformer..guau.. cuantas cosas distintas tenía.. Nos presentamos con sus tripulantes hablando un entusiasta inglés. Y así, con el corazón lleno de esta aventura que recién comenzaba, nos dispusimos a navegar.
Rumbo 128. Ya a la altura de las torres de Dock Sud soplaban 20 nudos hermosos que nos hacían deslizar sobre el rio en una armonía perfecta.
Aumentó un poquito el viento, ya alcanzábamos los 8 nudos de velocidad.
Era el mediodía y continuábamos con esta navegación tranquila, ya habituados al barco, siguiendo la derrota que habíamos planificado. Disfrutando de unas ricas empanadas rompiendo el hielo con los tripulantes. Fue una singladura de amigos, aun así a medida que transcurren las horas de navegación vas notando como cambian las relaciones interpersonales.
14:15hs.. primer barco hundido a estribor.. Se siente el frio.. mantenemos rumbo.
El capi me dice: te quedàs a cargo un rato? Miro alrededor.. me habla a mi pienso.. jajaj… mi corazón está todo orgulloso de semejante responsabilidad, aunque sé que él igual estará pendiente, prefiero creérmela y me pongo más atenta a cada detalle de la navegación, de forma exagerada hoy diría.. pero que bien se sentía..
15:15 hs Rada La Plata.. El capi controlando todo.. soplan 21 nudos, rachas de 28. Barrenando olitas.. Vemos muchos barcos., al menos 25 alcanzamos a contar.
Ajustamos el rumbo a 130, viento sudoeste, achicamos vela, no queremos llegar de madrugada al puerto. Logramos disminuir la velocidad de navegación a 6 nudos.
Miro a popa, a veces hay que mirar hacia atrás, para apreciar el ahora y lo que se viene después. Veo como asoma el sol entre las nubes, como vienen las olas hacia nosotros..
18:15hs.. Achicamos más vela, soplan 26 nudos constantes. Rumbo 130.
19:50hs.. 6 destellos rápidos y uno largo.. al través…
A medida que avanzamos vamos analizando la derrota, boyas, barcos hundidos y obstrucciones. Ya los pasamos pienso, que bueno, y así van alternado los ratitos de atención máxima y de tranquilidad.
Ya es de noche, hora de la guardia, nos dividimos en grupos… esa adrenalina que me hace acordar a cuando hacìa guardia en el hospi. Ojos atentos, demasiado atentos. Mirar el plotter, mirar las luces, mirar el cielo y volver a mirar el plotter.. relax!! jajaj Entre risas cómplices.. a ver la vela?? Creo que no hacía falta mirarla cada 5 minutos.. Sentimos el viento, barrenadas, ya delirábamos creo.,.. y esas luces en el cielo?? Son ovnis!!! Jajajajajajaja al unísono.. pero entonces que son? Y todo tipo de conjeturas dignas de una noche de guardia.. y otra vez, mirar el plotter, etc.. Cambio de guardia, baja la adrenalina, no me quiero ir a dormir. Entro al barco, me empiezo a marear.. no puede ser!! La maldición de los navegantes también a mi! Y yo que me creía infalible… que chiquitos somos. No puedo evitar lo inevitable.. a vomitar.. y pienso? Por qué era que me gustaba navegar??!!!! Pero si hace media hora estaba en la gloria sintiendo que domaba un león y ahora no soy más que un pollito acurrucada en mi cucheta esperando que se me pase el malestar. La montaña rusa... Por algo quienes descubrimos el placer de navegar ya nunca más nos vamos. Nunca te preguntaron: Pero todos los fines de semana vas? y què haces? - Cuando el viento, el calado, el motor, la batería, etc etc, etc me lo permiten, navego.. -y sino? Ahh.. sino me quedo limpiando el barco, siempre hay algo para arreglar.. Cuántos deliciosos momentos pasaste limpiando hongos??!! jajaj… Vos también sos un bicho raro?
Montevideo!! Hora de arribo: 10hs. Amarramos. Profundidad 2,30 metros, creo que por medio centímetro no estamos varados.. Saltamos del barco al pontón haciendo equilibrio.. de ahí a la marina. Puerto nuevo. Respiramos el aire como queriendo sentir la diferencia de lo novedoso. Recorremos el club.
Iniciamos trámite en prefectura.. chicos, quièn le dice que necesitamos que nos firmen 8 roles?
Almorzamos las delicias de la tripulante a cargo. Quieren degustar un vinito les digo. Me delatan mis raíces mendocinas. Descansamos un rato.
Salimos rumbo a migraciones.. vamos y volvemos, decimos, así luego salimos a pasear por Montevideo..que ilusos..
Hacemos averiguaciones de como llegar a migraciones. Son argentinos nos preguntan varias veces, la intriga de estar en otro lugar. Subimos a un colectivo, conversación divertida con el chofer.. nos sacamos fotos... por un momento me siento en un viaje de egresados..jaja.. La magia de todo esto.. como salís y entras del presente, disfrutando y dejando libre el corazón.
Llegamos a migraciones.. luego de algunos pormenores, logramos hacer el trámite, anticipándonos, como si un presagio nos hubiese dicho que íbamos a tener que regresar casi de madrugada (solo para entendidos).
Vimos el telémetro del Graf Spee, nos sacamos “algunas” fotos.. Recordamos la historia.
Tomamos el colectivo, ya cancheros sabíamos como viajar… justo el mismo chofer! Me estaban esperando? nos dice. Jajaja.. conversaciones amenas.. cuestiones de países y cultura.. nos bajamos.. Me queda una vuelta más!
Ya era tarde, caminamos unas cuadras, que precios tan caros.. Nos volvimos al barco. Una ducha divina en el club y una cena majestuosa a bordo. La sensación de llegar al hogar y las conversaciones que fluyen…
Continua en “Qué es navegar en el Caoba?? Visto desde mis ojos en un sueño.. Singladura Buenos Aires - Buceo 2023”...
Christian Alberro
Volviendo a Buenos Aires
Christian Alberro
25/08/2023
El amanecer del lunes se mostró algo nublado y la costumbre innecesariamente me hizo madrugar, aburrido en mí cucheta, en silencio me levanté, fui a la butaca de la mesa de navegación y me puse a leer el libro de bitácora en el que descubrí la historia del CAOBA, los detalles de sus muchas singladuras y las observaciones de su capitán.
Poco a poco la tripulación fue asomando de sus camarotes: tres más vinieron de la proa, Sigfrido desde su camarote de capitán y Laura desde “el tomógrafo”… nombre que por sus peculiares características recibió este camarote que está ubicado en simetría con la cocina pero sobre la banda de estribor.
Mientras Sigfrido decidió descansar un rato más el resto de los tripulantes rápidamente nos fuimos a las instalaciones del YCU para no “sobrecargar” al baño de a bordo, cuando volvíamos por el muelle el marinero nos advirtió que había una “bajante extraordinaria” y nos recomendó salir cuanto antes. La urgencia se apoderó de mí y emprendí un trote para despertar y darle la nueva al capitán… era salir ahora o quedarnos sin saber bien hasta cuando… ah, y también al abordar sentí que el CAOBA me seguía mirando de reojo.
La tripulación rápidamente se distribuyó en sus “estaciones de batalla” y con la asistencia de la lancha de marinería enfilamos a la salida, Sigfrido desde el timón (con poca simpatía tal vez por estar calzando solo un par de medias en sus pies) nos dio las indicaciones precisas para completar exitosamente la maniobra y nos puso en aguas más profundas. La distensión dio lugar a la reorganización y el desayuno apareció en la cubierta mientras Franco me exponía en tono jocoso su visión de lo sucedido: ¿Viste de cómo nos sacaron y nos fuimos rápidamente y sin chistar de la amarra de cortesía?... para mí que le dijeron al marinero que necesitaban ese lugar y él dijo “Despreocúpense, sé que decirles para resolverlo…” … obviamente que este comentario era solo una chanza y cabe decir que nos quedamos con las ganas de agradecerles más a todos quienes nos asistieron durante nuestras breve y grata estadía en el YCU.
Mientras la extensa costa de Montevideo se alejaba por la popa y se cruzaba por nuestra aleta, el Rio de La Plata nos recibió con agua y viento calmos, lo que hizo propicio el despliegue de la mayor y para colaborar en esa maniobra se me posicionó en el molinete ubicado en el palo… el que requería técnica y fuerza desconocidas para mí… (en el Burbu la técnica es “guitarrear la driza” y acá es posicionamiento y fuerza)… ¡Vamos que te falta subirla un poco más, todavía!... me alentaba Sigfrido.
La ronda de mate y café acompañó a las explicaciones náuticas del capitán, que poco a poco pasaron a ser más escrutadoras de nuestros conocimientos: timoneles, patrones y pilotos caímos en faltas que en las próximas experiencias corregiremos… ¿Alguien pensó que pasar el examen de Sigfrido era cosa fácil?
La nubosidad en aumento dificultó la continuidad de la navegación astronómica y nos dio lugar para la omnipresente navegación ”gastronómica” (en la que soy experto) por la que discurrieron estrellas conocidas tal como la tarta J&Q, junto a una estrella supernova y recién bautizada “ensalada CAOBA” conformada por garbanzos, tomates, huevo duro, perejil y aceite de oliva… y digo que fue una “supernova” pues a poco de brillar ya no quedaron ni restos en los cuencos donde estuvo servida.
Aprovechamos la tarde para intentar nuevos contactos vía radio de HF y entre los tantos sorprendí a un futuro radioaficionado (OP1120 Jorge) que estaba haciendo su práctica operativa en el Radioclub QRM Belgrano (institución amiga del SACFA con la que dictamos cursos a los futuros operadores de las bases antárticas) y también logramos establecer comunicación con LU9DRW, Rolando - nuestro jefe de la Reserva de FAA y del SACFA- a quien le pasamos nuestra posición y nos adelantó un reporte meteorológico con tormentas fuertes en el Rio de La Plata.
Aunque el viento aún era suave la situación meteorológica continúo desmejorando y en el horizonte que nos precedía se veían varias tormentas con actividad eléctrica y lluvias importantes, entonces por prudencia bajamos la mayor pues sería riesgoso hacer esa maniobra con lluvia, viento y rayos.
La decisión fue acertada pues en poco tiempo nos vimos inmersos en chubascos y rodeados de truenos y relámpagos y – por orden del capitán – apagamos durante un tiempo todos los equipos electrónicos no imprescindibles del barco y los equipos personales portátiles, además de mantenernos dentro de la chubasquera, que debido a que su estructura metálica hacía las veces de protección contra descargas atmosféricas.
La tormenta avanzó y aumentaron las rachas de viento, y entre esas tantas entendí porque al generador eólico del CAOBA lo llamaban “el Spitfire”, pues cuando su hélice se aceleraba merced a alguna ráfaga ésta hacía un sonido similar a esos aviones cuando pasaban en vuelo rasante… en un momento me transportó a la película Dunkerke durante las escenas del cruce del canal de la mancha con la cobertura aérea de la RAF.
El estar inmersos en la oscuridad -iluminados por los rayos y relámpagos- trajo varios relatos de situaciones de primeros auxilios, accidentes y rescates en escenarios diversos, siendo la más risueña aquella en la que se contó que alguna vez un par de tripulantes fueron izados por un helicóptero de prefectura desde un velero a punto de hundirse, y luego que se disipó la situación de stress se percataron que ambos rescatados estaban totalmente alcoholizados. Tras su recuperación en el hospital fueron interrogados acerca del motivo de esa fenomenal borrachera a lo que respondieron que ante la irreversible y mortal situación prefirieron tomarse todas las bebidas de a bordo para evitar la percepción clara del momento de su muerte... conclusión: sugerimos que la inversión en bebidas espirituosas para la bodega de su barco sea posterior a la adquisición de una buena balsa salvavidas.
Pero la actividad eléctrica silenciosamente nos había cobrado una víctima, nuestro admirado e implacable piloto (automático) Raimundo Marino estaba desorientado y no se mantenía en el rumbo programado, luego de varios intentos infructuosos de reanimación Sigfrido optó por relevarlo y designó a Laura en el timón. El capitán dejó al CAOBA navegando con motor a marcha lenta para facilitar su gobierno y se fue a descansar pues con esta novedad seguro que vislumbraba que necesitaría estar bien despierto para lo que podría avecinarse.
La noche ya estaba con nosotros y la luz roja del compás de la timonera nos convocaba como si estuviéramos alrededor de las brasas de un fogón, así también operó la cocina que siempre nos mantuvo más que bien alimentados, preparando las bebidas y comidas calientes que eran tan necesarias para pelearle al frio reinante desde la mismísima timonera… la camaradería estaba presente y ningún vigía cenaría solo.
Cambiamos las guardias y mi tiempo de descanso lo sentí corto, formidable y en el momento oportuno pues me tocó reemplazar en el timón a Franco que aún seguía acompañado por Claudia, pues Laura ya había marchado y había cambiado “el tomógrafo” por la mayor comodidad del sillón de popa en la dinette.
Para aumentar nuestra seguridad durante la noche navegamos a pocos nudos pues así ante la visualización de un obstáculo contábamos con más tiempo para planear y realizar la maniobra más adecuada, pero debido a que nuestro rumbo definido ya nos acercaba a un área en donde debíamos “enhebrar” varias boyas, barcos hundidos y bancos de poca profundidad, con el retorno de Sigfrido se nos autorizó el reencendido de las múltiples ayudas electrónicas para la navegación con las que cuenta el CAOBA, aunque nuestro piloto Raimundo no volvió en sí.
El cansancio doblegó a Franco y me hice cargo del timón, desde allí y al través se veían luces en la costa bonaerense pero desconocía cual referencia geográfica me podían brindar; toda nuestra concentración estaba fijada a proa con el objetivo de descubrir las luces de las boyas que estaban señalizadas en la carta digital. Tras cada confirmación visual reafirmábamos nuestro rumbo hacia el puerto de Buenos Aires, cuya iluminación vislumbré al frente, aún tenue pero en creciente brillantez.
A poco se inició una nueva tormenta eléctrica, esta vez los rayos se veían más cerca y el intervalo con su trueno era menor… las ráfagas de viento indicaron que ingresábamos y sentí la responsabilidad del desafío que era cabalgar al CAOBA en esa situación; pero el capitán ni amagó a liberarme del comando del timón, dedicó su tiempo a estudiar la carta en su tablet y luego me indicó: “Rumbo compás 280”… y le repetí la orden como lo hacían aquellos marinos en las viejas películas de “Sábados de Superacción”. Mientras Sigfrido fue bajo cubierta para apagar todos los equipos electrónicos desde el tablero de la mesa de navegación, Claudia fijó la vista al frente y yo busqué mi mejor referencia visual a proa para ubicarla mentalmente con respecto al palo, pues más allá de aquel todo era oscuridad y el casco blanco solo resplandecía con los relámpagos y los rayos… ¡Que eran muchos!.
¿Alguien quiere tomar un whisky?... nos preguntó Sigfrido desde el interior apoyado en el marco de la puerta de cubierta… y nos reímos; no se si por la insólita propuesta o si por la clara referencia las situaciones del relato que se hizo durante la tarde… aún creo haber visto al capitán con un vaso en sus manos aunque por lo oscuro de la situación nunca aseguraría que no contenía su agua filtrada…
De repente mi referencia visual comenzó a desvanecerse… ¿Por qué?... ¿Qué pasa?... ¡Claro!... adelante estaba lloviendo y la cortina de agua me tapaba las luces de la costa… rápidamente el horizonte y el agua quedaron en negra continuidad y solo visualizaba esa frontera cuando destellaban los relámpagos o en la línea en donde los rayos terminaban su caída, instantes en los cuales las tres sombras que éramos dentro de la timonera nos veíamos en colores ya que la luz roja del compás que iluminaba la rosa de los vientos no se atrevía a escapar de su domo.
Ante la falta de referencias en tierra navegué con los ojos clavados en el compás para mantener el rumbo indicado, cuando el viento aumentó llegamos a tener ráfagas de 35 nudos que se oían claramente cuando se cortaban en los obenques; además en un par de ocasiones se apagó la luz que iluminaba el compás y timoneé totalmente a ciegas… ¿algo más? … tal vez sí… Claudia me dijo que a veces vio a una cuarta sombra entre nosotros… yo solo puedo aportar que mi traje de agua exterior era de mi amigo Lito, quien tal vez nos estaba sacando los obstáculos que el río nos ponía por delante.
Sé que Sigfrido aceleró el motor porque en un momento que no puedo determinar cuál fue, sentí que de timonear un velero pasé a comandar un misil Exocet que iba cortando el aire y rozando el agua. Cuando el viento y las olas me desviaban tenía que corregir el rumbo con mucha delicadeza, pues el CAOBA sabe obedecer muy bien -por lo tanto no corrige- y por cada exceso en el timón aprendí que tenía que devolverlo al rumbo con tranquilidad hasta el momento en que lo sentía “volar recto y nivelado”. Eso es algo que no olvidaré… y el CAOBA lo sabe.
Al viento se le sumó la lluvia y el capitán aumentó el paño de proa… “Lo vas a poder llevar mejor” me dijo… y mientras le indicó a Claudia que maneje la escota de babor él hacía lo propio con la de estribor, cuando encendí la luz de cubierta la yankee se iluminó como un gran fantasma que se hinchaba más y más hasta que el trimado la cazó con lo justo y necesario para mantener mejor el rumbo… Sigfrido tenía razón; pero ese desafío no fue del agrado de los dioses y entonces ellos a la lluvia le agregaron granizo… el sonido del impacto de las piedras de hielo combinado con el viento, el motor, los truenos y las dos aguas, componían el “gran finale” de una perfecta noche de sinfonía náutica orquestada en el estuario del Rio de La Plata.
La tormenta fue quedando atrás, reapareció mi referencia visual y pude levantar mi vista del compás. Entonces el capitán se puso al timón y me explicó un par de técnicas que al verlas parecían sencillas pero no fue así cuando las puse en práctica … me consoló diciendo: “quédate tranquilo, lo vas a lograr con años/c.lo de timonear”
El cielo comenzó a clarear y todo parecía más fácil y gobernable, Claudia -incansable- retomó la actividad de la cocina iniciando una ronda de bebidas calientes. De a poco el resto de la tripulación fue emergiendo de sus literas e intercambiamos las sensaciones vividas en cada lugar del barco tras lo cual a las 6AM y a pedido del capitán lo desperté a Franco y aproveché su relevo para dormir por una hora, no sin antes hacerle un resumido relato de mi experiencia; “ ah, si… escuché cuando caía el granizo”, me dijo…
Mi despertador sonó y escuché las órdenes típicas de la entrada a un puerto… ¿Cómo… ya llegamos?... me vestí rápido y la encontré a Claudia aún despierta… ¡que ya llevaba más de 24 horas sin dormir!. En nuestra proa la ciudad de Buenos Aires se nos presentaba imponente por lo que me apresuré para colaborar en alguna tarea que restaba finalizar y casi sin darme cuenta nuevamente estábamos amarrados en el YCA.
Desde ese momento todo fue alegría y abrazos, felicitaciones mutuas y el gran reconocimiento para nuestro capitán Sigfrido Nielsen por habernos dado la oportunidad de viajar a bordo de su querido CAOBA… un gran barco que encontró a una gran persona.
…y el CAOBA me seguía mirando de reojo, pero cuando lo saludé creí sentir que a mis espaldas me hizo un giño…
Liliana Peñafort
Qué es navegar en el Caoba?? Visto desde mis ojos en un sueño..
Singladura Buceo - Buenos Aires 2023
Liliana Peñafort
25/08/2023
...Viene de “Qué es navegar en el Caoba?? Visto desde mis ojos en un sueño.. Singladura Buenos Aires - Buceo 2023”
Nos despertamos muy temprano, es como que a veces la vida te avisa cosas aunque no te des cuenta. Fuimos al baño del club, se acerca el marinero… Avisen al capitán que el agua está bajando mucho, si no salen en 20 minutos se quedan!!! No es mala idea pienso.. luego recuerdo que la vida real me espera.. esto también es la vida real! Y entre pensamientos me apuro.
Rápido.. preparemos todo.. que profundidad hay?? Salimossss.. Vieron que tuvimos un presagio anoche con la hora de zarpada..jajajajjajaj.. otra vez para entendidos.
Rumbo 215, viento norte, casi sin viento en realidad.
El sol por aleta, nostalgia del puerto que dejamos, allí se quedan momentos, risas, aprendizajes… nahh.. no se quedan allí, te las llevas con vos, porque nunca sos el mismo cuando volves. Ahora felices por el objetivo cumplido de haber llegado a Montevideo, emprendemos la vuelta a casa.
Sacamos funda de la mayor, que los trapos hagan su magia! Un rayo de sol cálido a nuestras espaldas.. ahora sí, todas las tareas marineras realizadas, a desayunar entre risas, reviviendo lo vivido.
Hoy si vamos a hacer la meridiana nos proponemos.. aprovechemos a hacer los cálculos.. todo listo! Siiii… que lindo intentar poner todo en práctica.. sacamos el sextante.. agarramos esa caja lustrada con tanta delicadeza y cuidado, como si fuese material peligroso a punto de estallar. Con ese máximo cuidado abrimos la caja.. nos brillan los ojos, por no decir que se nos caìa la baba..que instrumento tan bello!! Lo agarramos con tanto cuidado.. nos vamos habituando, hasta que nos sentimos expertos (bueno, eso creemos)
Vamos tomando alturas para practicar el método… se nubla.. nooooooo… mi corazón va rogando que se despeje, como si con la fuerza del corazón tratara de hacer que asome el sol. Tomamos la altura al sol!!! Solo que faltan 10 minutos….
17:00hs.. sentada en el copick Laurita haciendo gasas. El capitàn analiza viento, posible tormenta, velas, derrota. Los chicos embebidos en sus comunicaciones. Los radioaficionados son muyyyy fanáticos!!jajaj. Clau entretenida preparando sus delicias. Y yo observando todo.. siento el viento que nos impulsa, el rio sereno, con su color tan familiar, veo el horizonte gris..Se respira ese aire de rio.. cordialidad, armonía. Cada uno en su mundo pero en un perfecto engranaje. Sonaba Vicentico.. yo cantado bajito.. Yo te amo…. Engranaje de mundos entrelazados en el Caoba.. corazones de niños sintiendo un recreo en la vida y palpitando felicidad, dejando lo mejor de cada uno, compartiendo, respetando. Cada tanto miro los instrumentos, baja el viento, 8 nudos..
Disfrute absoluto, lo maravilloso de la navegación. Cuando hace dos noches entre vòmito y vómito me preguntaba por que era que me gustaba navegar… este momento me pone en mis narices la clara respuesta… nena!! Esto es lo que amas!! Gracias querido Caoba, tu espíritu fuerte, salvaje y seguro es mágico.
Capitán generoso que no dudò un segundo en ir enseñando con paciencia las faenas marineras, y nosotros, ávidos de aprender.
Hoy puedo decir que era la calma que antecede la tormenta…literal.
Se siente el viento más fuerte, comienza a disminuir la presión, de 1008 a 1002. Me pareció ver un rayo en proa digo. Nos quedamos un rato mirando.. bueno, tal vez me confundì..
Arriamos mayor, preparamos el barco para lo que se venìa…
18:00hs.. el piloto automático no responde bien.. que raro.. Cuidado que estamos cerca del barco hundido!!!! Tormenta eléctrica!! Apagamos instrumentos… Ese tripulante que está sacando fotos apoyado en el palo!! Entraaa!!!!! grita el capitán, cuidando siempre a todos..
Pasamos la tormenta.. relajamos un poco.
Otra vez tormenta, vemos rayos al agua.. parece una película de ciencia ficción.. igual estoy tranquila, este barco es muy seguro pienso… Olas, mucho viento. La tormenta nos sacude.. 35 nudos. Entre todos llevando el barco bajo el mando del capitán. Logramos pasarla airosos.. y con esa adrenalina que aun nos recorría el cuerpo alguien dice a modo de triunfo: Señores!!!! Alguien quiere un whisky??!! Un segundo de silencios… y risas por doquier…
Relajamos..
Me voy a dormir dos horas, queda la guardia. Me despierto en un vaivén.. voces fuertes.. mi instinto me dice.. traje de agua y afuera. Otra vez tormenta, esta vez con granizo me cuentan mis compañeros.. Rachas de 35, viento 28. Timón manual.
Y así transcurre la noche… momento fuerte, sumamos experiencias. Nuestras almas comparten sensaciones que te unen en una amistad particular.. Pienso en lo bravo de lo vivido. Me inunda un pensamiento, cuando le contè a mi viejo que navegaba. Creo que no me tomaba en serio lo que le decía.. hasta unos días antes de partir, cuando en profunda escucha me dijo.. como es eso que navegas? Es peligroso eso? No PAPÀ! Nunca puede pasar nada.. mentirita piadosa para que te fueras tranquilo… si hoy me vieses y sé que lo haces, con humildad digo que estarías orgulloso de mì.. se me cae una làgrima..
Arribamos a puerto. Entramos en el YCA a las 7:05hs.. que cansados!!! Al fin no sopla ni hay rayos que nos sobresalten a cada rato. Respiramos paz. Todo pasó.
Ahora a ordenar el barco mientras no paramos de reírnos… que despeinada estoy..jajajj.. tonterías que toman otra dimensión en el contexto de semejante aventura.
Queríamos aprender y practicar.. bueno, ahí tienen nos dijo el universo.. calma, mucho viento, tormenta eléctrica, granizo, analizar derrotas y mareas, trámites, delicias a bordo, música de fondo, el HF… anécdotas, historias personales… Cuanto más ricos volvimos..ufffff… me llevo el alma llena. Estoy feliz de estar en casa, pero quiero más…
Pasaràn los días y el BARCO HUNDIDO solo será el barco hundido.. pero nada borra la impronta que queda en el inconsciente, que ya es parte de vos. Ya no sos el mismo, si navegas con el alma..
La primera y la última palabra que me surge es GRACIAS!!! Gracias por sumar experiencias a mi vida que no me olvido más, por enseñarnos, por cuidarnos y por confiar..
Continuarà…
Buceo - Buenos Aires
21/08/2023
La etapa 2, Buceo - Buenos Aires, comenzó el 21/08/2023 a las 08:00 y finalizó el 22/08/2023 a las 08:00, con una duración total de 1 día y 0 hora
Buenos Aires - Buceo
19/08/2023
La etapa 1, Buenos Aires - Buceo, comenzó el 19/08/2023 a las 12:30 y finalizó el 20/08/2023 a las 10:00, con una duración total de 21 horas
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