Mar del Plata - Ushuaia, con escalas
Una singladura de aproximadamente 1300 millas náuticas.
Para continuar acompañando al Capitán Sigfrido Nielsen y al coordinador Aníbal Risso rumbo al sur, en Mar del Plata se bajarán del Caoba quienes estuvieron hasta ese momento, y se sumarán cuatro nuevos tripulantes: dos mujeres y dos varones, con experiencias previas de navegación oceánica.
La primera escala de esta singladura será de aproximadamente 470 millas náuticas hasta Puerto Madryn, en las que la tripulación deberá ir acomodándose entre sí, en su nueva dinámica y organizando las guardias y distribución de tareas, mientras el mar se torna cada vez más frío y los vientos cada vez más fuertes.
En Puerto Madryn se descansará y reabastecerá el barco, y esperamos encontrar toda la fauna marina que ofrece esa zona, estando particularmente atentas/os a las ballenas.
Prontas/os a partir, se embarcará una tripulante más, y ahora el grupo, compuesto por 7 navegantes, continuará su travesía.
Navegaremos así las 185 millas náuticas que llevan a Puerto Camarones y las islas en el extremo norte de la Bahía San Jorge, un bello lugar para fondear y recorrer la zona.
Desde allí, continuaremos 195 millas náuticas más hacia Puerto Deseado, que será el último descanso reparador antes de iniciar la última pierna de esta etapa: llegar hasta Ushuaia.
Esta será la pierna más larga y más dura. Tras unas 560 millas náuticas, ya arribando, pasaremos por el Estrecho de Le Maire el que separa la isla Grande de Tierra del Fuego, de la Isla de los Estados, comunicando el Mar Argentino con el mar de la Zona Austral. Este estrecho es un paso delicado por los escarceos que pueden producirse con vientos fuertes y corrientes encontradas.
Así, 1300 millas náuticas después de zarpar de Mar del Plata, mar, viento y convivencia, tocará descansar y revisar que todo en el barco esté listo para navegar algunas de las singladuras posibles del extremo sur del continente americano.
Tripulación Mar del Plata - Puerto Madryn:
Tripulación Puerto Madryn - Ushuaia:
Bitácora:
Mar del Plata - Ushuaia, con escalas
05/12/2020
La etapa 2, Mar del Plata - Ushuaia, con escalas, comenzó el 05/12/2020 a las 07:00 y finalizó el 27/12/2020 a las 10:20, con una duración total de 22 días y 3 horas
Incluye los siguientes tramos:
1. Mar del Plata - Puerto Madryn: Inició el 05/12/2020 a las 07:00 y finalizó el 08/12/2020 a las 12:15, con 3 días y 5 horas de navegación.
b. Puerto Madryn - Ushuaia, con escalas: Sin fecha de partida estimada aún.
2. Puerto Madryn - Bahía San Julián: Inició el 10/12/2020 a las 01:30 y finalizó el 18/12/2020 a las 15:25, con 8 días y 13 horas de navegación.
3. Bahía San Julián - Ushuaia: Inició el 20/12/2020 a las 04:30 y finalizó el 27/12/2020 a las 10:20, con 7 días y 5 horas de navegación.
Virginia Sandoval
Mar del Plata – Puerto Madryn
Virginia Sandoval
06/12/2020
El alma no tiene un color y el mar tampoco. Lo miro con insistencia tratanto de adivinarlo... verde, negro, azul, plateado, blanco, naranja... y cada vez que creo haber descifrado el tono que lo define, casi como burlándose de mí, cambia a otro color con una sutileza que hipnotiza...
Silvana Dans
Puerto Madryn
Silvana Dans
08/12/2020
Y de repente la vida te sorprende y cuando menos lo esperas, alguien te regala la oportunidad de ser parte de una experiencia única, y coincidir con otras vidas en el mismo tiempo y lugar.
Ser parte de la tripulación del CAOBA ha sido el regalo.
Navegar a vela desde Puerto Madryn hasta Ushuaia ha sido la experiencia única.
Las otras vidas las maravillosas personas y excelentes navegantes que forman la tripulación del CAOBA.
La experiencia es única pero compartida lo es más.
Sigfrido Nielsen
Mar del Plata – Puerto Madryn
Sigfrido Nielsen
08/12/2020
Viernes 4 de Diciembre. Mañana de trámites en la PNA por el despacho del Caoba hacia Puerto Madryn, compra de víveres frescos y otros.
Dudas sobre si salir el mismo día a última hora o el sábado luego del amanecer. Estábamos esperando que se disipara un fuerte frente del Sur que hacía unos días soplaba justo desde la dirección a la cual queríamos ir.
Finalmente soltamos amarras el sábado 5/12 a primera hora. Medios gráficos documentan nuestra partida desde el Club Náutico Mar del Plata (CNMP) en una mañana espléndida. Nos sigue Luis con el gomón también documentando la partida.
Poco viento aún soplando del Sur. Hacemos rumbo sur, siguiendo nuestro slogan. Punta Mogotes se va perdiendo lentamente en el horizonte, junto con la hospitalaria Mar del Plata, que vio nacer al Caoba y que con tanto afecto nos recibiera con asado, visitas y ofrecimientos de ayuda.
Avanzamos a 4 ó 5 nudos apoyados por el motor hasta que el viento rota al Noroeste, orientación que mantendrá hasta arribar a la Península de Valdez tres días más tarde.
Durante la noche pasamos Necochea, el puerto más austral que hasta este momento tenía navegado.
La mañana del domingo nos encuentra a unas 100 millas al Este de Bahía Blanca navegando a buen ritmo, llegando a hacer 100 millas en 12 horas y 170 en 24.
La temperatura, fruto del viento Norte, comienza a subir y los días son espléndidos, la velocidad de avance usualmente entre 6 y 8 nudos; de noche disminuye ya que bajamos la mayor para navegar solamente con el yankee y trinquetilla según el caso.
Comienza a notarse el aumento de la latitud, los días son cada vez más largos.
Perdimos la luna llena que teníamos en la pierna anterior (BA - MDQ) por un cuarto menguante.
El domingo 6 nos visitan decenas de delfines en un espectáculo de danza increíble, de una belleza y energía vital que nos llena el alma a todos, que extasiados contemplamos la naturaleza.
Finalmente llegamos a Punta Delgada al atardecer con un excelente viento que nos permite navegar a unos 12 nudos en las barrenadas.
Enfilamos la entrada del Golfo Nuevo al anochecer en medio de tormentas eléctricas que nos mantienen muy alertas, relámpagos tierra-nube y nube-nube iluminan permanentemente el cielo, en nuestra proa, a nuestro babor y sobre nuestras cabezas. Al fin se disipan y pasamos la angostura con un viento Norte que se termina y comenzamos la derrota dentro del golfo hacia Madryn, al Oeste, a motor.
El viento Oeste pronosticado se hace presente aproximadamente a las 5 AM con fuerza; la ola aumenta y nuestro avance se dificulta cada vez más. Comenzamos a hacer bordes con la trinquetilla y apoyo del motor; las olas, cortas y muy molestas barren permanentemente la cubierta y ponen en evidencia las entradas de agua de algunos tambuchos (su arreglo será tarea a realizar en Madryn).
La fortaleza del barco es puesta nuevamente a prueba con rachas de más de 40 nudos y vientos constantes de más de 30.
La comunidad del Club Náutico nos estaba esperando. Nos recibe a media mañana el martes 8 con una afectuosa hospitalidad, que nos hace sentir como en casa. Silvana, bióloga investigadora del Conicet, que se suma a la tripulación a partir de aquí, llega a bordo junto con socios del Club y compartimos unas cervezas y picada en una conversación muy agradable. La bienvenida no podía ser mejor.
Anibal Risso
Mar del Plata – Puerto Madryn
Anibal Risso
08/12/2020
Un mar de fondo suave, profundo y cómodo para la eslora del Caoba nos dejó el frente del SW a la salida de Mar del Plata el sábado 5/12 por la mañana. Durante unas horas combinamos vela y motor hasta que el viento terminó de rotar al E y se afirmó lo suficiente como para permitirnos apagar el motor y escuchar sólo el roce del mar sobre la proa y las incipientes charlas. El resto del día fue con un aire muy frío y sol. Hacia la noche aumentó el viento.
Las dos noches de navegación de esta pierna fueron hermosas para las guardias: viento franco, luna en cuarto menguante y luz desde las 4AM, que es la hora a la que clarea en verano a los 40 grados de latitud.
El tercer día de navegación tuvimos visitas: una gran manada de delfines se nos arrimó. Así, al grito de “delfines” avisé a la tripulación que subió corriendo a cubierta. Este fue el primer encuentro con la fauna marina subacuática; previamente los representantes de la fauna alada habían sido petreles y gaviotas. Me quedo reflexionando sobre cómo, a lo largo de los años, he visto el efecto de estos encuentros con la naturaleza en la tripulación: conectar profundamente con el entorno, el mar y la importancia de protegerlo, todo eso resumido en este símbolo viviente.
Llegamos a la boca del Golfo Nuevo en la noche del lunes 7/12 en la estoa de la pleamar, con unas nubes cargadas que nos dieron hermosos juegos de luces y sonidos para darle marco a la entrada a Puerto Madryn.
El viento rotó al W, bajamos las velas y seguimos varias millas a motor hacia el extremo W del golfo. La tripulación, cansada, rotaba por la cubierta en la monotonía del viento de sentina.
Ya habiendo dejado medio golfo atrás, cambió el viento, se adelantó unas horas a lo pronosticado. Así un W pasó de ser una brisa suave hasta los 45 nudos y las 17 millas que nos quedaban antes de amarrar fueron borde y borde, acompasados por la ola alta y corta, tal como es en nuestro Río de la Plata. Trinquetilla y apoyando con el motor se nos fue toooooda la mañana, arribando al mediodía para tomar una boya cerca de la tan ansiada costa a barlovento.
Así terminó la segunda etapa de camino a Ushuaia, las 460 millas náuticas de Mar del Plata a Puerto Madryn en tres días.
Repaso lo recorrido y fueron singladuras diarias de aproximadamente 130, 170 y 160 millas, una buena marca para estos primeros días, donde probamos el barco y la tripulación en su dinámica y capacidad de maniobra. Maniobras básicas para otros barcos, como por ejemplo una oreja de burro tangoneada, en un barco de 22 toneladas y 50 pies con marejada es una tarea que requiere mucho control. Lo tuvimos, lo disfrutamos.
Anibal Risso
Escala Puerto Madryn
Anibal Risso
10/12/2020
Y finalmente fuimos 7. La nueva tripulante está a bordo.
También ya están listas las reparaciones emergentes de la pierna previa. El hidráulico del piloto desinstalado, llevado hasta un técnico, reparado sus sellos y vuelto a instalar por nuestr@s ingenier@s a bordo. Virginia y Bernardo, dos gros@s!!!!! Expresión coloquial pero real para su capacidad profesional y de trabajo en equipo. Además, ya están selladas las filtraciones de un acrílico que deseaba habilitar que parte del mar nos empapara el interior físico y no solo el alma; la labor de Vladimir rodeado por la flota de optimists que usaba al Caoba como boya de sotavento permitirá descansar a resguardo.
El tiempo en puerto fue también tiempo de reabastecer la heladera con algunos frescos, recibir visitas y estar atent@s a la meteorología.
Observamos que la ventana de meteo nos daba unas 23 horas de margen antes de que nos alcanzara un viento de 35 nudos del SW. Soltamos así amarras rumbo a Bahía Janssen, a unas 110 millas al sur; y -a su vez- en su extremo sur nos espera Punta Tombo, con su gran colonia de pingüinos.
En esta etapa, trataremos de continuar de caleta en caleta hasta llegar a Caleta Hornos, el lugar que tantas personas nos han recomendado.
Serán varios días sin señal de 4G en los celulares, ni 2G ni 1G; el inreach será el medio de comunicación. Es ese un momento especial en la navegación; la vida a bordo casi sin intervenciones externas.
Luego de unos días entre estas caletas, cruzaremos el Golfo San Jorge en un rumbo aun a definir: Puerto Deseado, San Julián o el río Santa Cruz son las opciones que evaluamos para la nueva parada. Ya veremos qué nos toca.
Anibal Risso
De caleta en caleta. De Puerto Madryn a Santa Elena
Anibal Risso
12/12/2020
Zarpar de Madryn el jueves 10/12 a las 2 AM rumbo a caleta Janssen, 110 millas al sur de la Península de Valdez, fue el inicio de una nueva etapa del viaje: la Patagonia presente; la tripulación definitiva hasta Ushuaia a bordo; fondear al ancla en caletas inhóspitas durante una semana; el silbido del W como música casi permanente; una navegación diferente a las dos etapas previas.
El avistaje de orcas, una hembra y sus crías, fue el regalo del día.
A la llegada a Janssen, fondear el Caoba con 35 nudos de viento, onda de mar por popa y marejadita por proa, fue la primera prueba para la tripu en estas maniobras que serán cotidianas en los próximos días. Código de señas entre el timón y el manejo del ancla en la proa, repaso de los pasos a hacer y adelante. Si bien todo salió aceptable, charlamos las cosas a mejorar.
Al día siguiente, para la segunda suelta del ancla en caleta Santa Elena, 30 millas al sur, la maniobra fue excelente. La tripu funcionaba como una orquesta y yo feliz.
Hoy se cumplen dos semanas desde la salida de Buenos Aires. Los días perdieron sus nombres muchas millas atrás, el ruido de radio en mi mente se fue apagando de a poco, los diarios, la pandemia, las señales con el mundo exterior. La realidad cotidiana se redujo a una burbuja social viajando en un mar imponente. Las charlas se abren, los corazones se expanden, la mente se suelta, aparecen los sueños en las conversaciones matinales. La magia de navegar se hace presente en el Caoba.
Sigfrido Nielsen
Puerto Madryn - Santa Elena
Sigfrido Nielsen
12/12/2020
Partimos de Puerto Madryn el jueves 10 de diciembre a las 2 AM. Nos preocupaba la corta ventana de tiempo con meteorología favorable que teníamos para recorrer las 100 millas náuticas hasta Caleta Janssen, el destino reparado más cercano en nuestra derrota hacia Ushuaia. Así, zarpamos aprovechando que el viento del Este, que nos venía de frente para recorrer toda la extensión del Golfo Nuevo, hubiera bajado de intensidad.
Durante el tiempo en puerto, el grupo de mantenimiento del Caoba, los ingenieros Virginia y Bernardo, probaron una vez más su valía y resolvieron en tiempo récord el inodoro con su motor-bomba trabado. Antes habían resuelto el hidráulico del piloto automático averiado cuando estábamos arribando a Madryn desde Mar del Plata.
Dejamos atrás una ciudad que nos acogió con generosa hospitalidad. Para atesorar es la gente del Club Náutico Atlántico Sur (CNAS) que se portó de maravillas con nosotros, siempre listos a darnos una mano, a ofrecer consejos y todo lo que pudiéramos necesitar. La anécdota de la última tarde, el miércoles, antes de partir lo resume. Salíamos con Paula del Club a las apuradas, llevando un par de bidones para cargar gasoil a último momento. Matías se quedaría esperándonos, fuera de hora, para llevarnos con el gomón y el tractor de vuelta hasta el barco. Mientras caminamos con paso rápido, se para una camioneta a nuestro lado y pregunta “¿Son del Caoba?”. Ante nuestra respuesta afirmativa, dice “¿a dónde van?, ¿puedo ayudar?”. Acto seguido nos invita a subir y nos lleva hasta la estación de servicio a cargar los bidones, y no sólo nos esperó mientras hacíamos eso, sino que también nos hizo el aguante mientras me realizaban una entrevista para el canal de TV CN23 (era la quinta entrevista del día).
Pasamos Punta Ninfas con las primeras horas del alba. En el sur, en verano amanece muy temprano y oscurece muy tarde con lo cual el día es muy extenso.
El viento franco del NO nos llevó a buen ritmo y llegamos a Caleta Janssen al atardecer, con un viento que rápidamente había rotado hacia el SO con intensidades de 30 a 40 nudos. Era el pronóstico esperado y llegábamos justo a tiempo al reparo del frente que sopló con diferentes intensidades hasta la tarde del día siguiente.
Estábamos al lado de Punta Tombo y nuestra flamante tripulante, integrada a partir de Madryn, Silvana, bióloga marina, nos explicaba la fauna del lugar: Pingüinos, Macás, Gaviotines, Petreles.
A media tarde del viernes 11 dejamos la caleta para emprender la derrota hasta la caleta de puerto Santa Elena, distante a 35 millas. El pronóstico era viento del NO, pero vinieron sorpresas: el NO fue un O con intensidades de 30 a 40 nudos, nublado y con lluvias intermitentes. La elección de la tercera mano de rizos en la mayor y la trinquetilla como velas establecidas al salir probó ser la adecuada y el Caoba se deslizaba con promedios de 7 a 8 nudos al destino, la chubasquera del cockpit nos resguardaba del viento, lluvia y rociones y nos permitía ir charlando, cómodos y calentitos, mirando desde una posición privilegiada el mar pleno de escarceos, corderitos y ráfagas. En este tramo los cabos de Lobería, Raso y Atrevida con sus restingas y rocas semisumergidas daban un marco espectacular al paisaje. Llegando a cabo San José el cielo se despejó y el sol del poniente, de tonos amarillos y ocres rodeado de nubes, enmarcado en los cerritos del cabo y con el mar rizado de los escarceos dieron lugar a un registro de fotos espectaculares.
Entramos a la cala de Santa Elena ya de noche con rachas de más de 30 nudos de frente. La maniobra de fondeo salió impecable, la coordinación y conocimiento del barco por parte de la tripulación a estas alturas ya era excelente. Fondeados en 7 metros de agua en plena bajamar teníamos la tranquilidad de que la diferencia de altura de mareas no sería un problema. El ancla Bruce de 30 Kg prendió inmediatamente al fondo y no garreó en toda la estadía a pesar de los fuertes vientos de 30 y más nudos que tuvimos toda la noche. La Patagonia, con sus 40 bramadores, sus paisajes únicos y su fuerte clima nos daba la bienvenida.
Amanecimos el sábado 12 con vientos rotados al Sur y algo más calmados. Ya acostumbrados a los vientos patagónicos, los 25 nudos nos parecían vientos suaves.
La mañana transcurrió con charlas, lecturas ávidas de algunos libros de la biblioteca del barco, esperando la ventana de tiempo para nuestro siguiente destino, Puerto Camarones, distante 25 millas donde esperamos hacer agua, algunas provisiones, comunicarnos con nuestros seres queridos e informar al grupo las novedades.
Sigfrido Nielsen
Santa Elena – Camarones – Caleta Hornos
Sigfrido Nielsen
14/12/2020
De Santa Elena salimos el sábado 12 de diciembre a las 2 PM. El viento había rotado del SO a un viento suave del E. Apoyados con motor, hacíamos rumbo directo al puerto de Camarones. Lentamente el viento siguió rotando al NE y aumentó a unos 15-20 nudos. Una navegación cómoda, por la aleta, a buen ritmo para hacer las 25 millas que nos separaban de ese puerto. Durante el trayecto y a la distancia Silvana, bióloga marina, con su ojo experto detectó a la distancia resoplidos de 3 ballenas francas. Llegamos al anochecer.
Camarones es un puerto pesquero; tiene protecciones algo precarias para una embarcación recreativa. Agua disponible en el puerto, pero para reabastecerse de gasoil hay que ir hasta una estación de servicio distante a unas 6 cuadras. Cargar los bidones a pie esa distancia generó más de un dolor de espalda y comentarios poco simpáticos. La calidad de las comunicaciones por celular (datos) es malísima. La recompensa fue una riquísima cena en el restaurante Alma Patagónica en la plaza principal. La increíble amplitud de mareas representó un desafío para establecer las amarras y proteger el generador eólico de las paredes del muelle. Afortunadamente todo salió bien aunque fue difícil descansar dados los ruidos generados por la fuerte fricción de la banda del Caoba con las defensas del muelle.
Al amanecer del domingo 13 partimos con destino Caleta Hornos. La estrategia de realizar pequeños avances en la derrota hacia el sur aprovechando las estrechas ventanas de tiempo favorable dentro de los pronósticos meteorológicos empezó a rendir frutos. El fuerte viento del O nos resultó favorable para navegar hasta Cabo dos Bahías, extremo norte del golfo San Jorge, derrota en la que pasamos por Caleta Sara y tantas otras menos conocidas pero igualmente muy atractivas. Así pasamos por la isla Leones donde hay un centro de avistaje de la fauna y flora de la zona y el canal del mismo nombre. Bellísimos paisajes enmarcados en un mar azul, fisiografía montañosa con colores de la gama de los marrones con diversos tonos de ocre, de tanto en tanto colores más claros, seguramente producto de alguna toba. La vegetación con sus gamas desde el verde hasta el amarillo claro contrastan con las rocas y el mar resultando en unas combinaciones espectaculares, un regalo para la vista. Avistamos colonias de lobos marinos en el extremo SE del cabo (isla Moreno), como así también pingüinos y gaviotas. Una manada de delfines australes nos visitó en la zona del cabo y nos regaló el disfrute de las increíbles piruetas saltando fuera del agua con giros simultáneos que nos mostraban su vientre color claro. A diferencia de los delfines oscuros que ya habíamos visto llegando al Golfo Nuevo, éstos se movían mucho más.
Llegamos a Caleta Hornos, nuestro destino a las 14 hs. Fondeamos en la segunda curva, un poco más allá las profundidades bajaban drásticamente impidiendo al Caoba adentrarse más en la caleta. En el recodo ya había establecido un cabo rodeando una roca, invitando a establecer una línea complementaria al fondeo, cosa que hicimos. La tarde terminó de transcurrir plácidamente realizando algunos paseos y desembarcos en tierra con el gomón. También en esa tarde se registraron inconvenientes con el inodoro de a bordo que fueron exitosamente resueltos por el equipo.
La noche del 13 al 14 de diciembre fue ventosa, con rachas de unos 15 nudos del O – SO y el temporal esperado se hizo puntualmente presente a la mañana del lunes con vientos del S – SO con rachas de 35 a 40 nudos. Esto era dentro de la protegida caleta, no queríamos imaginar cómo sería la situación mar afuera, pero estimamos soplaría unos 60 nudos, ninguna gana de salir a probarlos.
El temporal de viento y lluvia azotó durante el día al Caoba, el ancla aguantó sin problemas y la tripulación descansó. Por la tarde el viento rotó al S y luego SSE en disminución, junto con el aumento de la presión nos confirmaron desde tierra el pasaje del frente, dando también lugar a una tarde algo fría pero agradable con lo cual bajamos a tierra los 7 en el gomón auxiliar para dar un paseo. Vimos un piso de Ostreas fósiles (de edad Oligoceno – Mioceno) en la cima de los cerritos que rodean la cala, evidencia de una formación marina (Fm Salamanca)? por debajo de niveles conglomerádicos compuestos de cantos rodados, continentales de edad Pleistocena-Holocena (Fm Montemayor)?. Las rocas en las posiciones inferiores y cercanas al nivel medio del mar de la zona presentan un desafío, tienen simultáneamente características de ser cuarcitas pero hay otros indicios que dan pie a dudar y pensar en otro tipo de roca como metacuarcitas. Leyendo bibliografía de la zona concluimos que se trata de rocas del basamento metamórfico de edad Jurásica (sería la formación Marifil).
Anibal Risso
A buscar reparo. De Santa Elena a Caleta Hornos
Anibal Risso
17/12/2020
El frente del Sur que en la paleta de colores del Windy en modo racha salta en violeta en la pantalla desde hace varios días, sigue con su predicción para el día lunes 14 de diciembre como un viento de proa intenso para nosotros.
La idea sigue siendo navegar hasta Caleta Hornos, el refugio ideal para esperar el paso del frente y una meteorología más agradable para cruzar el Golfo San Jorge y tratar de llegar -si da- hasta San Julián y -si no da- hasta Puerto Deseado.
Dejamos Santa Elena el sábado 12 con el plan de pasar por Camarones para hacer agua y combustible, continuar al amanecer, disfrutar del Canal Leones con luz y llegar a Caleta Hornos, descansar unos días, inflar el gomón, bajar a tierra, explorar la costa sin pueblo, sin casas...
Fondear en una caleta desierta en medio de Patagonia y desembarcar me ha producido un abanico de sensaciones en otros viajes, emoción, embriaguez, felicidad de sentirme parte de la escena que me rodea.
Anibal Risso
27 años después: volver a entrar a Puerto Deseado
Anibal Risso
18/12/2020
Apenas clareó el miércoles 16 de diciembre, levantamos el ancla del Caoba en Caleta Hornos y salimos de este hermoso fondeadero que nos dio abrigo del frente del Sur durante tres días.
El cruce del Golfo San Jorge fue un paseo con brisa suave, sol y buena temperatura, considerando la latitud y comodidades del barco. El SSW que nos pronosticaban desde Buenos Aires vía InReach (gracias Vincente y Fede por el apoyo en información meteorológica desde tierra) se hizo presente. Unas millas antes de llegar el viento se negó, viramos y en el otro borde la boca de la ría estaba a rumbo.
Sol, toninas overas, estoa de la baja mar, una brisa suave, Navionics, comunicación con la Prefectura, indicaciones acerca de dónde fondear: la entrada en Puerto Deseado fue sumamente placentera, tranquila, con pelota dominada; estuvo en las antípodas de mi primera entrada, 27 años atrás, en mi primer viaje Chile - Buenos Aires. Era novato, venía castigado por una tormenta, el barco averiado, sin AIS, sin Navionics, sin InReach, sin…
En Puerto Deseado estuvimos sólo unas horas. Ancla, conectividad, trabajo a distancia, una polenta con tuco, estoa y de nuevo a la mar. Estas paradas al paso, como también lo había sido la de Camarones (sábado 12 a domingo 13), encuentro que son altamente reparadoras para la tripulación y como desde Madryn la conectividad fue entre escasa y nula, desató abstinencia y, amarrados, los celulares estallaban en vibraciones.
Zarpamos de nuevo y pusimos rumbo a San Julián, a 120 millas al SW. Un centenar de toninas overas y un puñado de delfines australes colados dentro de la gran manada nos despiden de Puerto Deseado así como nos acompañaron al entrar.
¿Pasarán otros 27 años para volver?
Sigfrido Nielsen
Caleta Hornos - Puerto Deseado
Sigfrido Nielsen
18/12/2020
El día 13 de diciembre por la tarde habíamos arribado a Caleta Hornos. Lugar protegido y bello si los hay. La idea era esperar disfrutando en un lugar a resguardo del temporal que estaba pronosticado para el día lunes 14 por la noche, el cual finalmente se hizo presente con fuertes vientos del SSO que fueron rotando durante el día 15 hacia el Sur.
Aprovechamos para poner a funcionar el gomón, realizar paseos por tierra, descansar, sacar muchísimas fotos y recibir la visita de amigos de Silvana, guardaparques de la fundación Rebuilding Argentina que están monitoreando la fauna y flora de la zona.
El 16 de diciembre a las 4 AM en punto finalmente zarpamos de Caleta Hornos. Los poco menos de 3 días que pasamos allí fueron espectaculares, siempre pendientes de la meteo que nuestros amigos desde tierra nos pasaban por mensaje de texto satelital, a la espera de la ventana favorable que se dio para el día 16, al terminar el pasaje del sistema frontal.
Salimos con viento NE (franco) haciendo rumbo directo hacia Puerto Deseado, distante unas 170 millas al sur, para lo cual atravesamos el Golfo San Jorge en línea recta. El viento fue rotando desde el NE hacia un NO y finalmente SO que nos recibió a la altura de la península Cabo Blanco, límite sur del Golfo San Jorge. Es de destacar la alta variación de las profundidades encontradas que a poco de abandonar la zona de Cabo Dos Bahías aumentó a más de 100 metros pero llegando a la punta sur del golfo bruscamente bajó a 40 metros para luego inmediatamente subir a más de 110 metros nuevamente. Este espolón submarino, continuación hacia el NE del Cabo Blanco funciona como pared para las corrientes frías que provienen del sur, elevando los nutrientes bentónicos y dando origen a la riqueza de la flora y fauna marinas que caracterizan la zona del Golfo San Jorge.
Llegamos con la estoa de la bajamar a la ría a las 10 AM del 17 de diciembre, y fondeamos al este de la roca Magallanes en 7 metros de agua. La pleamar se hizo presente puntualmente con una correntada de unos 5 nudos!
Mientras llegábamos, la esperada buena señal de datos para nuestros celulares se hizo presente. Comenzó entonces un extraño ritual a bordo, repentinamente toda la tripulación excepto el timonel, se abstrajo mirando pantallitas, hablando por TE o tipeando rápidamente en los celulares; el silencio de voces se hizo presente para luego ser interrumpido por llamadas laborales o familiares. Hacía aproximadamente una semana que estábamos semi aislados ya que la comunicación por mensaje de texto, vía satelital del InReach es muy pobre y se limita a mensajes esenciales como, por ejemplo, “estoy bien”, pedidos de confirmación de ventanas meteorológicas o breves saludos.
Por la pandemia, la ciudad se hallaba en estado ASPO (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio), fase 1, con lo cual teníamos prohibido el desembarque salvo fuerza mayor. Como no necesitábamos nada, nos quedamos al borneo mientras almorzamos y aprovechamos para continuar poniéndonos al día con nuestros seres queridos, con las redes sociales, responder temas de trabajo, etc. El día frío pero con un sol espectacular y poco viento también invitó al descanso.
Al finalizar la pleamar aprovechamos para levar anclas y emprender la próxima pierna: Puerto Deseado – San Julián.
Anibal Risso
Última parada antes de Ushuaia: San Julián
Anibal Risso
19/12/2020
San Julián es la última parada con infraestructura portuaria, combustible, algunas provisiones y muchas tareas de mantenimiento. La bomba de agua del motor nos da un dolor de cabeza; el equipo de mantenimiento, nuestros ingenieros a bordo, trabajando a pleno en el Caoba para resolverlo.
Cada llegada a puerto es un recordatorio de la pandemia. En Puerto Deseado primero y en San Julián después no pudimos desembarcar. La Prefectura y algunos contactos nos ayudaron con las compras de combustible y alimentos.
La amplitud de mareas aquí es de 7 metros. Durante las 6 horas que estuvimos abarloados al muelle, cada 20 minutos debíamos salir a filar las amarras para no quedar colgados en pleno festín de centollas tocadas por jugo de uvas al capitán del cristo redentor.
La bomba de agua está lista, el gomón emparchado, la próxima estoa será a las 21hs. Nos restan 360 millas hasta el Estrecho de Lemer o Isla de los Estados, dos días y un poquito de navegación. San Windy nos regala un Norte y después W y NW para las próximas 48 hs., un lindo parte meteorológico para esta última pierna hacia el Sur. Después serán 110 millas al W para terminar arribando a Ushuaia y completar esta etapa que inició en Buenos Aires el 28 de noviembre.
Silvana Dans
Puerto Madryn - Ushuaia
Silvana Dans
20/12/2020
Y así llevamos 12 días de navegación, en mi caso, redescubriendo el Mar Patagónico, su clima variable, sus costas chatas, sus horizontes infinitos, sus aguas por momentos grises por momentos turquesas, sus puertos escondidos y tímidos pero amables, y también redescubriendo el viento, que se transforma en el tripulante indispensable.
Sigfrido Nielsen
Puerto Deseado – San Julián
Sigfrido Nielsen
20/12/2020
Partimos de Puerto Deseado el 17 de diciembre apoyados con el motor auxiliar y con vientos leves del Este. Dejamos la punta Azopardo y la Isla Pingüino a nuestro estribor a las 7 de la tarde y nuevamente los delfines overos se hacen presentes para alegrarnos la tarde. El mar de fondo del sur dificulta nuestro avance, que se produce mayormente gracias a la corriente. En el litoral patagónico la marea de bajante implica corrientes hacia el Sur, mientras que la marea creciente genera corrientes hacia el Norte, usualmente paralelas a la costa.
Llegamos al puerto San Julián el viernes 18 a las 11 de la mañana en la estoa de la pleamar. De ese modo nos aseguramos buenas profundidades para pasar los bancos de la entrada de la ría y no tener corrientes fuertes. La gran amplitud de marea (9 metros) genera fuertes corrientes en ambos sentidos a lo largo de la misma.
Llegando al puerto escuchamos por la radio modular un pesquero que nos ofrece lugar en el muelle. Al pesquero “Cristo Redentor” lo habíamos escuchado un rato antes modular por radio informando a la Prefectura el arribo al puerto con 2250 kg de centolla en sus bodegas, lo cual había despertado inmediatamente nuestro interés. Viendo su amabilidad, le preguntamos si no tenía algunas centollas para nosotros, a lo cual inmediatamente respondió que había una caja esperándonos. Nos la entregaron ni bien atracamos en el muelle y retribuimos con un excelente vino de nuestra bodega: ¡¡¡La cantidad de centolla es tan grande que alcanza para 3 ó 4 comidas de 7 personas!!!
Cuando el pesquero parte nuevamente de pesca unas horas después, muy agradecido, lo despido con repetidos toques de la potente bocina del Caoba, mientras la tripulación seguía dando cuenta en la dinette de un abundantísimo almuerzo solo con centolla... y rompiendo la queratina con cualquier herramienta a mano… pinzas, destornilladores, limas, tenazas y manos. Después de eso, solo restaba una siesta reparadora para terminar el día de la mejor manera.
El puerto, pesquero, se muestra poco amigable para nosotros con una embarcación de recreo, defensas inexistentes… sólo caños de acero de gran diámetro para apoyar el barco y rogar que nuestras defensas realicen su trabajo y protejan las bandas.
Las disposiciones locales no nos permiten desembarcar, pero la disposición de la Prefectura para ayudar no se hace esperar y nos pone en contacto con el “Pata” Cendron, quien nos consigue el combustible y víveres que estábamos necesitando.
Fondeamos aguas arriba en la ría y nos dedicamos a las reparaciones de la bomba de agua, gomón, tambuchos, etc. que nos llevan todo el día sábado 19. Se nos acerca un gomón a preguntar si precisábamos ayuda y termina acercándonos un retén de repuesto que estábamos necesitando urgentemente para reparar la bomba de agua con lo cual Bernardo y Virginia exitosamente la reparan.
Cuando la Prefectura nos acerca los papeles del despacho, también nos hace la gauchada y nos trae las últimas provisiones… La hospitalidad en los puertos del sur es increíble….
Estando listos para partir decidimos hacerlo el día 20 a las 4 AM aprovechando la pleamar. Nuestro próximo destino, la ciudad de Ushuaia, nos espera. Estamos ansiosos por llegar.
Anibal Risso
El estrecho de Le Maire
Anibal Risso
22/12/2020
Muchas veces a lo largo de mis años como docente, en particular dando los cursos de patrón de yate, usé unas cartas del estrecho de Le Maire que habían llegado a mi poder no recuerdo los detalles de cómo. Mostraba a mis estudiantes en esas cartas toda la teoría de los escarceos, leía algún relato de capitanes que lo habían cruzado y padecido.
Cuando comencé a estudiar la derrota para el proyecto Caoba Rumbo Sur y sus diferentes problemáticas, el cruce de este estrecho estaba en la lista subrayado en rojo junto con los williwaws, esas repentinas ráfagas de viento que descienden desde la costa montañosa hacia el mar.
Hoy, 22 de diciembre de 2020, estoy a 35 millas al NNW del estrecho, llegando un poco tarde respecto del momento ideal para cruzarlo: la estoa de la plea con viento de popa/aleta de estribor, un frente que se dibuja a proa y avanza hacia mí. Se hacen cálculos, se evalúan mareas, fase de la luna, intensidad y dirección del viento, caletas alternativas, profundidades.
17.30 hs. Faltan unas 15 millas para cruzar el estrecho, el frente anunciado por nuestro apoyo meteorológico vía InReach (nuevamente gracias; es como jugar al ajedrez y que alguien te sople la próxima jugada de tu oponente) se hace presente y 25/33 kt del Sur frustran el cruce. Plan B: caer a estribor y buscar abrigo en la Bahía Thetis hasta la próxima estoa de la plea y cambio de viento.
2 AM aproximadamente, en unas horas, otra maniobra de fondeo interesante, en la boca del estrecho de Le Maire.
Anibal Risso
61,2 kt en el Canal de Beagle
Anibal Risso
23/12/2020
El Caoba recibe las rachas al través y escora 20 grados; primero rachas de 40 nudos… al rato 50… 55… 61.2 nudos fue el registro más alto, acompañado por el grito de la tripulación, en un festejo adrenalínico: el quiebre de los 60. Un pedacito de trinquetilla, mínimo, no más de un metro, y el motor nos mantiene a rumbo; el agua vuela sobre el mar plagado de corderitos, silva, más bien es un rugido.
Bahía Aguirre sobre el Canal de Beagle a unas 15 millas a proa es la opción que buscamos; un buen abrigo para los vientos del W, fondo de arena y playita a barlovento.
Fueron 15 millas de esas que quedan para las anécdotas marineras.
Sigfrido Nielsen
San Julián - Bahía Harberton
Sigfrido Nielsen
25/12/2020
Salimos de San Julián el domingo 20 de Diciembre a las 4 am con la pleamar, de esa manera pasábamos por encima de los bancos de la entrada sin mayores problemas, dada la amplitud de marea de 9 metros. De otro modo algunas profundidades al 0 marcadas en la carta con valores de unos 3 metros iban a ser un problema para los 2,5 metros del calado del Caoba.
Partíamos con el problema de la bomba de agua externa del motor resuelto gracias a la excelente voluntad de Juan Manuel, mecánico de motos, que se acercó con su gomón a ofrecer espontáneamente ayuda y que nos proveyó del retén que necesitábamos. El equipo de mantenimiento del Caoba, compuesto por Virginia y Bernardo (ya a estas alturas bautizado, con toda razón, “El Mago”).
El alternador luego de las abundantes duchas de agua que recibió de la bomba rota quedó dañado y desconectado sin solución posible hasta llegar a destino.
De todos modos, la abundante generación de los paneles solares y el eólico probaron suplir con creces la electricidad del alternador, sobretodo con los excesos de viento que recibiríamos en Tierra del Fuego.
La marea en bajante nos generaba una corriente hacia el sur, favorable a nuestra derrota, que en parte compensaba el poco viento del cuadrante norte que teníamos. Pusimos rumbo directo al canal de Lemaire, que separa la isla de Tierra del Fuego de la Isla de los Estados. Ese rumbo de unos 180 grados verdaderos no lo abandonaríamos por más de 48 horas y en ese marco la costa que hacia el sur torna con rumbo SSO-NNE se fue alejando progresivamente hasta quedar a más de 80 millas de nuestra posición cuando estábamos aproximadamente al través de la ciudad de Rio Gallegos. Fue la distancia a tierra más grande registrada en el viaje. De este modo perdimos comunicación vía VHF con las prefecturas de tierra, si añadimos a eso que en todo el viaje hasta llegar a Bahía Puerto Español en la zona del canal de Beagle sólo nos cruzamos visualmente con un único barco, el Skandi Patagonia (barco de apoyo a las plataformas petroleras en el offshore de Tierra del Fuego), la sensación de soledad aumentó.
La noche del 20 de Diciembre el viento rotó al SO con lo cual la ceñida se volvió bien ajustada y aumentó fuertemente a unos 30 – 35 nudos, avanzamos dificultosamente con mayor en 2 manos de rizo y trinquetilla.
Al día siguiente, lunes 21, el día amaneció frío y la temperatura fue bajando progresivamente; prendimos la estufa por vez primera en navegación y se mantendría prendida hasta la media mañana del siguiente día martes 22. La noche del 21 al 22 fue la primera vez en el viaje (y única hasta ahora) en que la guardia nocturna se llevó a cabo desde la timonera interior y con la estufa prendida, un verdadero lujo. Durante el día martes 22 nos pasamos haciendo cálculos de ETA a la entrada del estrecho de Lemaire, análisis de las tablas de marea del cabo San Diego en la entrada norte del estrecho y su comparación con las mareas de bahía Buen Suceso. Las corrientes de marea en el estrecho de Lemaire son muy fuertes y es mandatorio tenerlas en cuenta para poder pasar exitosamente, lo mismo que los vientos predominantes a los fines de no sufrir los fuertes escarceos que se generan.
Luego de los concienzudos análisis de la experta tripulación se llega a conclusión que si avanzamos sin perder velocidad llegamos a tiempo para la bajamar de las 18:30 del día 22 de Diciembre. El viento norte nos ayuda y avanzamos velozmente a unos 8 nudos al principio con ayuda del motor, pero luego se va afirmando hasta unos 28 nudos. Vicente desde tierra nos confirma el pronóstico favorable vía satelital y todo parece andar muy bien. Timoneamos a mano para reducir el mayor demandante de electricidad a bordo, el piloto automático, y también desconectamos la heladera freezer eléctrica. La carga de las baterías se va recuperando lentamente, 70%… 80%… Los paneles solares hacen su trabajo, pero el eólico poco puede hacer si el aparente no supera los 15 nudos, cosa que ocurre con el viento de popa que tenemos.
A unas pocas millas de la entrada al estrecho una nubecillas en el horizonte a nuestra proa comienzan a llamar nuestra atención y se vuelven cada vez más sospechosas. Lamentablemente las sospechas se convierten en realidad y un frente de tormenta del sur se interpone entre nosotros y la entrada del estrecho de Lemaire: Eolo con un viento soplando exactamente desde donde queríamos apuntar la proa decide que no podemos ir. El breve frente estaba pronosticado por San Windy pero no lo habíamos visto en el contexto regional de la navegación desde San Julián hasta el Beagle.
Aparece el plan B y apuntamos hacia bahía Thetis que se hallaba a nuestro través, a unas 5 millas al NO del cabo San Diego, lugar recomendado para reparo de vientos del SO, O y NO a la espera de condiciones favorables para el reintento del pasaje por el estrecho de Lemaire.
Llegamos a Thetis a las 20 horas, luego de esquivar los abundantes cachiyuyos que se hallan en toda la extensión de la bahía. Quedamos fondeados en 11 metros de agua a la vista de una construcción color blanco que se divisa en la costa. Luego de la cena nos fuimos a descansar.
Si bien teníamos pensado arrancar a las 0:30 del miércoles 23, ruidos de cadena escapándose nos hacen levantar de apuro a las 12 de la noche. La rotación del viento al NE, cuadrante para el cual la bahía no ofrece reparo y el aumento de la onda de mar estaban exigiendo atención al fondeo. Decidimos levar anclas y partir. Esquivar los cachiyuyos siguiendo exactamente el track registrado para la entrada fue un desafío superado exitosamente; más adelante la plea de la 1AM de Bahía Buen Suceso nos recibe puntualmente y con viento del N (que más tarde rotaría el NO) entramos en el temido estrecho. Hacemos rumbo a caleta Franklin en la Isla de los Estados a la cual llegamos aproximadamente a las 4 AM, completamente de día para admirar la majestuosidad imponente de la geografía de la isla, con sus altos picos cubiertos por nubes que le dan un toque fantasmal. Observamos a la entrada de la caleta fuertes remolinos en el agua producto del encuentro de corrientes de agua encontradas. Tomamos fotos y registramos el momento único de la salida del sol enmarcado en los picos montañosos de la cordillera de los Andes sumergiéndose en el mar que a pocas millas llega a tener unos 1000 metros de profundidad. La zona es conocida por ser un cementerio de barcos, y es temida por navegantes de todo el mundo.
En un mar muy arbolado con olas altas de unos 3 a 4 metros y con crestas muy cercanas y fuertes vientos del NO (30 – 40 nudos) cruzamos el estrecho apuntando a Cabo Blanco, extremo S del estrecho, íbamos en procura del abrigo de la costa para los fuertes vientos que se estaban registrando.
Nuestra derrota incluía buscar reparo y descanso en Puerto Español (Bahía Aguirre) y fuimos siguiendo la costa. Nuestro avance se volvió cada vez más dificultoso, el viento se fue orientando en una ceñida muy ajustada y aumentando a valores que llegaron a registrarse de 60 nudos con intervalos de decenas de minutos en que no bajaba de los 40 o 45 nudos. El mar estaba por eternas millas completamente blanco, producto de la espuma de agua volando; infructuosamente mirábamos a nuestra proa esperando ver a la distancia el mar menos arbolado. El trayecto fue una dura prueba para el barco, su tripulación y los sistemas a bordo. La capota de popa de la chubasquera se descosió y fue el único percance de la chubasquera que con vientos tan fuertes parecía iba a ser destrozada y salir volando, cosa que afortunadamente no ocurrió. La sensación por momentos era que la naturaleza se había decidido a poner a prueba a los intrusos que se atrevían a internarse en las aguas del Beagle y a llevarse algo a cambio de dejarnos pasar. El avance, con el motor a régimen de crucero y vela trinquetilla (parcialmente enrollada), se vuelve muy lento; evidentemente no sólo la ceñida casi negada que teníamos sino también la ola, tremendos vientos y corriente en contra se combinan y por momentos el GPS canta 0 (cero velocidad) y desde Buenos Aires, que nos siguen por el satelital sin saber la situación, nos llegan a preguntar si habíamos fondeado para almorzar.
Los fuertes vientos demostraron fuera de toda duda que los obenques del barco necesitaban ser ajustados, incluso el obenque alto de babor casi se sale completamente de su lugar en la puntera de la cruceta; de haber ocurrido con el mástil bajo carga y los fuertes vientos, lo hubiéramos perdido.
Al llegar a puerto Español, en bahía Aguirre, haciendo bordes (con trinquetilla y motor) el malacate hidráulico se niega a funcionar. Si bien fondeamos tirando la cadena a mano, el problema preocupa pero su correcto funcionamiento a la mañana siguiente con el líquido hidráulico frío confirma el diagnóstico: el malacate disminuye rendimiento inversamente a la temperatura del liquido hidráulico, llegando a no funcionar si el motor lleva muchas horas en funcionamiento.
Los rulemanes del eólico, luego de los repetidos embates de los fuertes vientos (entre 40 y 60 nudos) casi a lo largo de todo el trayecto, comienzan a protestar demandando reemplazo y la resistencia eléctrica de descarga aguanta normalmente la recalentada, pero la madera cercana que le sirve de soporte queda color marrón y da un cierto olorcillo a quemado; el freno de la llave térmica de 40 Amperes demuestra ser demasiado chica, deberá ser reemplazada por una de 60 Amperes.
En puerto Español, Sergio nos saluda desde lejos y lo volvemos a saludar a la mañana siguiente cuando hacemos una pasada cercana a la playa para admirar las bellezas del paradisíaco lugar, en una mañana soleada con poco viento y luego de una noche muy tranquila que sirvió para recuperarnos luego de una jornada agotadora pero muy fructífera. Esa noche brindamos con un vino espumante (Lambrusco italiano) de la bodega del Caoba por nuestra exitosa llegada al Beagle, última etapa de nuestro viaje.
Luego de los ajustes y reparaciones de la jarcia, partimos a las 10 AM hacia nuestro próximo destino, bahía Puerto Harberton, a 120 millas de distancia, donde pensamos festejar Nochebuena, descansar, hacer agua dulce y algunas provisiones.
El día espectacular se mantiene, soleado y no muy ventoso con cuadrante del NO que nos permite, apoyados por el motor, avanzar con velocidades de unos 4,5 a 5 nudos. La corriente en contra de más de un nudo se hace sentir. El paisaje de la isla de Tierra del Fuego nos deleita: los bosques de lenga, las rocas desnudas de diversos colores, los diversos tonos de verde de la vegetación, los cursos de agua siguiendo los profundos valles que desembocan en el Beagle… todo contribuye a deleitar nuestra vista y maravillarnos por el viaje que estamos realizando. El viento a lo largo del trayecto se caracteriza por su velocidad y ángulo cambiantes (pero siempre de frente, no fuera a ser cosa de tener algún vientillo franco), variando desde unos 10 nudos a casi 40 nudos; luego de lo vivido el día anterior fue un paseo, pero demanda continuamente de Perkins, nuestro fiel motor, y de permanentes ajustes del trapo.
Llegamos a la estancia y Puerto Harberton el 24 de diciembre a las 10 de la noche, y nos acoderamos a la embarcación de prácticos “Antártica” que nos invita y ayuda en la maniobra.
Nos anunciamos con toques de la bocina y Abby, Ricardo y sus hijos, dueños y descendientes de Thomas Bridges, se acercan al muelle a darnos la bienvenida, habían recibido noticias de nuestro arribo minutos antes y nos estaban esperando.
Estábamos justo a tiempo para terminar los preparativos de la cena de Nochebuena y nuevamente festejar, esta vez por partida doble, por la fecha y por el éxito del viaje.
Al día siguiente Silvio, del barco “Antártica”, y su ayudante rápidamente se hacen amigos y nos proveen centenares de litros de agua potable de sus tanques, con lo cual nos podemos bañar!!! Ya que desde la última escala en Camarones no habíamos podido hacer agua y nuestras reservas estaban al límite.
Abby y su familia nos invitan al medio día un exquisito asado de cordero al aire libre, acompañado por ensaladas de la huerta orgánica que desarrolla Abby, famosa en toda la zona, que no sólo provee de alimentos frescos y sanos a toda la estancia sino que también vende. Admiramos y nos deleitamos visitando su huerta de unos 2500 metros cuadrados, nos explica cómo genera el compost, la preparación de la tierra y el humus, probamos frutillas exquisitas, vemos lechugas y otras variedades de verduras de hoja que ella se ha encargado de traer y desarrollar en los canteros, desconocidas para mí, pero no por eso menos exquisitas, probamos flores comestibles :) en fin, ¡increíbles sorpresas a cada momento! ¡Tanto para aprender!
Los hijos, navegantes, se interesan por el barco y no sólo lo visitan para ver su interior y los sistemas de navegación, sino que también preguntan por el eólico y su controlador y por los paneles solares, ya que la estancia tiene varios KW de potencia instalada con paneles solares y están analizando incorporar un generador eólico, así que compartimos conocimientos y experiencias. ¡Felicitaciones y mi admiración a la familia!
Virginia Sandoval
Ushuaia
Virginia Sandoval
27/12/2020
Nos acercamos al muelle de Ushuaia. Mi mirada se va hacia la popa. En el mar no quedan huellas pero se atesoran adentrito de uno. Tomamos amarras y desembarcamos. Es el cierre de un sueño cumplido y ahora toca soñar nuevos proyectos. Encuentro en Pauli un reflejo de mis emociones, o algunas de ellas. Abrazo hondo. Las lágrimas con risa tienen la magia de la lluvia con sol. Lo que viene da vértigo y va a ser grandioso también.
Sigfrido Nielsen
Bahía Harberton - Ushuaia
Sigfrido Nielsen
27/12/2020
Mientras estábamos en Harberton, Silvio Lima, el capitán misionero del Antárticos, nos ofrece agua potable para nuestro exhausto tanque que no reponía agua desde la parada en Camarones. Así casi llena nuestro tanque con unos 700 litros de agua dulce, que agradecidísimos aprovechamos para ducharnos! En la última parada, San Julián, el agua del muelle no era potable así que decidimos no cargar para no contaminar nuestro tanque.
Silvio me comenta que desde Ushuaia va a venir a darnos la bienvenida “el Tano”, Gustavo Derito, del Club Náutico AFASYN y miembro de ADAN, asociación de navegantes de la cual también soy miembro. Además me pasa su contacto. Previamente, el secretario de ADAN, Luis Monsonis, me había comentado sobre el Tano y a él le había anticipado nuestra llegada.
El día 26 de diciembre al mediodía llega el Tano en el barco de Edu, el Bugga Buy (significa algo así como “amor imposible” en armenio). El barco es de bandera brasileña y su dueño un brasileño gauchazo excelentemente predispuesto a dar una mano donde sea necesario. Fue así como, al enterarse de nuestra llegada y saber que el Tano iba a venir a nuestro encuentro, le ofreció su barco ya que el del Tano tiene poca eslora. Así las cosas, llegan y, luego de las presentaciones del caso, nos ofrecen ir en conserva a conocer Isla Gable y el destacamento de la PNA que está en la isla del mismo nombre, unas pocas millas más hacia el Oeste, acercándonos cada vez más a Ushuaia.
El Muelle de Gable nos recibe ásperamente, con un hierro desnudo que impacta en la banda del Caoba, abolla un poquito el casco y hace saltar la pintura… Al rato el viento comienza a soplar del Este y el Caoba apoya cada vez más fuertemente sobre el muelle; no hay defensa nuestra que me parezca suficiente y, cada vez más incómodos, decidimos salir.
Apuntamos a Almanza, el pueblito pesquero a unas 10 millas de distancia, siempre hacia el Oeste. Llegamos con poca luz y fondeamos en 8 metros. El Bugga Buy se nos acodera y nos invita con una riquísima cena de bienvenida!!! Sorpresa total abordo! No solamente nos vienen a recibir sino que también nos invitan la cena (fideos con salsa) y además nos dejan facturas para el desayuno!!!
Nos seguimos sintiendo en casa con amigos que parece hubiéramos conocido desde siempre!!!
A la mañana siguiente partimos bien temprano, 5 AM. El pronóstico eran fuertes vientos del Oeste a partir del mediodía, así que teníamos que anticiparnos a llegar a nuestro destino final, Ushuaia, donde arribamos a motor, en una mañana seminublada alrededor de las 12 hs.
Me llevaría varios días terminar de entender que habíamos llegado al destino tan soñado. El paisaje bellísimo, la tripulación feliz, la plácida mañana, el Caoba navegando tranquilamente parecía naturalmente integrado al paisaje, todo se veía tan armonioso que parecía natural, como si la situación fuese normal y cotidiana.
En el Club Náutico AFASYN nos estaban esperando con un lugar asignado en el muelle y una cálida bienvenida, salón para eventos sociales, baños con duchas espectaculares y el descanso tan merecido.
La tripulación comenzó a recibir a sus seres queridos, y Silvana, Virginia y Paula comenzaron a sacar sus tickets aéreos para regresar a sus casas; otra etapa comienza. El fin de año se acerca velozmente.
Algunas reparaciones comienzan a ejecutarse para preparar el barco para las próximas singladuras por la zona, y dentro de ellas la más esperada es Isla de los Estados. Chile, con sus fronteras cerradas por el momento, nos impide planificar la vuelta al Cabo de Hornos y el circuito de los ventisqueros.
Mientras la hospitalidad del Tano y de ADAN no se hace esperar, nos proveen de información acerca de quién puede arreglar (y terminó arreglando en tiempo record) nuestro alternador, llevada y traída de la ropa de la lavandería, recomendaciones, etc. Seguimos sintiéndonos en casa. Muy agradecidos!!!
Se suceden entrevistas para los medios: FM 94.1; la TV pública envía un periodista y camarógrafo para hacernos una nota; otra entrevista para la ONG Ecovidaambiente. La difusión del mensaje, objetivo del proyecto, continúa. Proyectos en común con otras organizaciones ecologistas se insinúan y así los proyectos siguen su curso.
Se acerca fin de año y está terminando muy bien. Objetivo cumplido!!! Felicitaciones al grupo, a los tripulantes, especialmente a los de la última pierna: Vladimir, Paula, Bernardo, Silvana, Virginia y al profesor Anibal Risso.
Anibal Risso
Las tripulaciones, ese laboratorio de interacción social.
Anibal Risso
30/12/2020
Ya estamos en Ushuaia, paseando y descansando desde hace unos días. Es tiempo de reflexión mientras parte de la tripulación que hizo el tramo desde Mar del Plata prepara sus bolsos para regresar a sus hogares; se desarma así el segundo grupo de a bordo.
A lo largo de mi carrera trabajando como navegante, el armado de las tripulaciones, elegir los perfiles, la viabilidad en las combinaciones de temperamentos, habilidades y conocimientos que aporta cada cual al barco, es una de las tareas que más me gustan y en la que mi formación académica y familiar se pone más de manifiesto.
En el proyecto Caoba Rumbo Sur la gran cantidad de tripulantes que ya pasó y que pasará por el barco a lo largo de sus etapas, sumado a las diferentes complejidades en cada una de ellas, hizo de esa tarea un gran desafío.
Lograr equipos sólidos a bordo, divertidos, colaborativos y unidos no es tarea sencilla; todos conocemos historias de amigos que se embarcan y se desembarcan como enemigos, capitanes gritones y tripulantes insufribles.
Erradicar esas historias de los barcos fue siempre una premisa para mí y una de las máximas que repito hasta el cansancio en los cursos: “La parte más frágil de un barco y la que requiere más cuidado es la tripulación”. Una tripu sólida, divertida y unida no sólo hace a una navegación agradable y segura sino que además se convierte en una experiencia altamente vinculante y movilizadora emocionalmente, para mí la vida a bordo es mi laboratorio de interacción social.
En la tripulación Buenos Aires - Mar del Plata la mayoría ya se conocían, ya habían trabajado juntos, así lograr la integración de los nuevos fue mi foco.
Opuestamente, la tripu que se embarcó en Mar del nunca había navegado entre sí; la formación de parejas de trabajo dinámicas e ir encontrando de a poco sus gustos, momentos del día, puntos flojos y altos fue mi foco. Reviso lo recorrido y sé que lo logramos. Ver trabajar juntos, resolviendo los distintos problemas mecánicos (piloto, bombas, baño, limera), a los “ingenieros” era muy divertido; las tormentas de ideas que convocaban a toda la tripulación a debatir alternativas fueron magníficas y siempre con resultados mejores, con ideas claras y consensuadas.
Un barco lleno de tripulantes puede ser muy muy divertido o un gran infierno, solo hay que entender que no es sólo juntar gente que sabe navegar.
Caoba Rumbo Sur es un proyecto náutico con propósitos educativos y ecológicos sin fines de lucro.
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Desarrollo de Página: Federico Sarfatti. Producción: Fernando Mompó, Julián Morvillo, Carolina Najmias y Federico Sarfatti.
Redacción y Edición de Textos: Carolina Najmias. Prensa: Paula Cavicchia y Fernando Mompó
Todos ellos tripulantes del Caoba en alguna de sus etapas.